[...] el estado que habían entrevisto o experimentado los griegos -ese estado que podía llamarse un sueño, pero no es un sueño vulgar, sino que es similar a la vigilia sin estar despierto, como estar dormido sin estarlo- tenía sus propios nombres. [...] Acabó siendo más conocido con el título de samâdhi.El profesor Tolkien, en la épica obra El Señor de los Anillos, reflota en varias oportunidades al sha-man u hombre santo: tanto Aragorn como Elrond, Glorfindel y Galadriel, pero sobre todo el mago errante Gandalf, son de una u otra forma sanadores y profetas; y en particular, los Elfos (el Hombre Edénico) tienen esa virtud de estar dormidos sin estarlo:
Legolas ya no se movía; las manos hermosas cruzadas sobre el pecho, los ojos abiertos, unía la noche viviente al sueño profundo, como es costumbre entre los elfos.¿Pero por qué es necesaria la consciencia durante el sueño profundo? En términos informáticos, un shamán es un transductor natural de información entre diferentes densidades de consciencia, es decir, es un medium o canalizador no inconsciente, dado que mantiene su estado de vigilia durante la totalidad del proceso; y quizá sea la razón por la cual su sistema nervioso se vea desafiado en las muchedumbres metropolitanas, porque en cierto sentido, captan un sinnúmero de mensajes y situaciones que pasan desapercibidos por el resto.
Esta predisposición innata puede ser comprometedora, sobre todo cuando el individuo ignora su latente capacidad aunado a la falta de esclarecimiento y trabajo interior: su sistema nervioso, de manera predeterminada, detecta e intenta informar pero sin éxito aquella porción velada del iceberg de la realidad, que es incesantemente manipulada por oscuras manos en el tumulto de lo cotidiano. Por supuesto que en nuestra intervenida realidad, el sistema de control ha ideado numerosas formas de acallar químicamente estos desesperados mensajes que preparan el despertar shamánico: el baluarte del arcontado farmacológico silencia sin remordimientos a través de su disciplinario cilicio psicotrópico suministrado bajo las sagradas escrituras del DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales); del libro La Historia Secreta del Mundo de Laura Knight-Jadczyk:
En muchos casos la elección del chamán se manifiesta a través de una enfermedad bastante seria que solamente es susceptible de curación mediante el "ascenso al cielo." Luego de la extática visión de iniciación, ¡el chamán se siente mucho mejor! Luego de responder al llamado de los dioses comienza a demostrar una constitución más que normalmente saludable [...]
Otro punto que es preciso enfatizar es que el chamán debe ser capaz de estar en completo control de sí mismo aun en medio del más profundo estado extático (la canalización mediante trance y su consiguiente ausencia de memoria de todo lo que sucede no es una actividad propia del verdadero chamán). Esta habilidad de "caminar entre dos mundos simultáneamente" es muestra clara de una extraordinaria constitución nerviosa. [...]
El Don Juan de Castaneda se refiere a esto como un estado de "impecabilidad." Esa idea también aparece en el sistema arcaico de los Yakut, en el cual el chamán debe ser "serio, poseer tacto, ser capaz de comunicarse de manera efectiva con todas las personas, y sobre todo, no debe ser presuntuoso, orgulloso o malhumorado." El verdadero chamán emana una fuerza interior que es conciente pero nunca ofensiva. [...]
Del pintor polaco Zdzislaw Beksinski (sus obras carecen de nombre) |
Vi miles de demoníacos seres que se deslizaban por la calle. Algunos tenían tentáculos que introducían en las personas. Otros eran como larvas, que parecían succionar diferentes zonas del cuerpo de quienes las llevaban colgando.
[... (su pupilero o facilitador) Octavio] me exhortó a poner atención al tiempo que una chica joven, de cuerpo escultural y cabellera abundante, pasaba junto a nosotros. Su perfil derecho era perfecto. Pensé que tenía una belleza casi insuperable, hasta que se dio vuelta y pude ver su cara completa. El costado izquierdo de su rostro estaba siendo carcomido por unos largos gusanos que caían hasta su hombro. Ella reía con otros que la acompañaban y a pesar de su estupenda dentadura, de un lado parecía la mismísima parca.
Entonces sufrí mi primer desmayo, el que habrá durado no mucho más de medio minuto. Las calles se encontraban repletas de estiércol al igual que los frentes de los edificios, aún de los más modernos y lujosos. Un llanto agudo e indómito alcanzó a mi alma, y atravesado por anómalas convulsiones, las lágrimas brotaron de mis ojos.
Una multitud de hombres y mujeres que caminaban por las veredas parecían quemarse, por el efecto de una altas llamas que surgían de sus pechos, tapándoles la fisonomía que de vez en cuando lograba entrever, tal si se derritiera perpetuamente. El olor que entraba por la ventanilla era de una hediondez imposible de describir.Tal vez para evitar esta clase de shocks, el reconocimiento e iniciación en tribus y culturas preparadas, se daba durante la infancia y la adolescencia respectivamente, por parte de otros iatromantis ya esclarecidos. Los Guachos Quilmes detectaban precozmente al posible candidato en función de su ascendencia familiar, aunque no se descartaba a otros individuos aislados que presentaban inquietudes o rasgos que no pasaban desapercibidos por el consejo de sabios; como bien plantea Mircea Eliade en su libro El Chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Extasis, shamán se nace pero también se hace:
Pero no basta la condición de hijo de chamán; es necesario, además, que el neófito sea aceptado y convalidado por los espíritus. Entre los Yurak-Samoyedos el futuro chamán es identificado desde que nace; en efecto, los niños que vienen al mundo con su "camisa" están destinados a convertirse en chamanes (los que nacen con su "camisa" sólo en la cabeza, serán los más pequeños chamanes). Ya próximo a la madurez, el candidato empieza a tener visiones, canta mientras duerme, gusta de pasear solitariamente, etc.; tras este período de incubación, se acerca a un viejo chamán para que lo instruya.El iatromantis esclarecido es un sanador: su cercanía, palabra o mano producen un balance en los tres centros del Ser: instintivo, emocional e intelectual; este balance tiene características astringentes en la interfaz espiritual, y opera como un laxante etérico al provocar una evacuación vigorosa de la fauna etérica allí alojada. El escritor ruso Nicolai Levashov, en su polémico libro Russian History Viewed through Distorted Mirrors comenta:
Las "puertas" a otros niveles de la realidad, que estas mujeres naturalmente dotadas abrieron con tal facilidad, les permitieron contactar directamente a los "habitantes" de estos niveles, muchos de los cuales eran los [cuerpos sutiles] de criaturas extintas. En la pérdida de sus cuerpos físicos, estas criaturas debieron ajustarse a las nuevas condiciones de existencia, convirtiéndose en parásitos energéticos vitales. Aprendieron a devorar la fuerza vital de los que tenían la suerte de poseer un cuerpo físico, es decir, que "se alimentaban" de sus emociones. [...] La adaptación a este nuevo tipo de existencia necesitó del desarrollo de nuevas habilidades de las que carecían cuando aun poseían sus propios cuerpos físicos.