La estructura subyacente (III)

Las Realidades entendidas como ambientes de participación, experimentación y desarrollo parecerían comportarse como vastos sistemas de consciencias, un SimCity, granja o terrario a nivel Multiverso, explotados o administrados por entidades que obtienen sus propios réditos y persiguen otros fines no siempre acordes a las reglas de la Creación. En definitiva, es posible únicamente estar del lado creativo o del entrópico; no obstante, es curioso observar que para lograr el balance de las fuerzas y la impecabilidad en el accionar, sólo es posible conseguirlo por medio de esfuerzos conscientes (tal vez, por eso digan beggars can't be choosers).

Las Potestades de la Creación son los verdaderos motores que inyectan energía en cada realidad; desde nuestro humilde escalón de percepción, en la tercera densidad, podemos asegurar avalados por el modelo científico, que esta energía emana de la Luz de las Estrellas: nuestra realidad no tendría Ser ni Evolución sin el constante riego de luz que surge incomprensiblemente eterno de estas ventanas al Reino Bienaventurado. No por nada el profesor Tolkien nos recuerda que fue Varda, la potestad femenina equivalente a la Diosa Madre, la Aletheia gnóstica, quien las sembró; George Green en su inspirador libro Manual para el Nuevo Paradigma expone como iniciar procesos creativos en una realidad entrópica:
Primero debe existir algo, para que la energía pueda ser atraída hacia ello. De allí la famosa frase bíblica: En el principio estaba el Verbo (una mejor palabra sería “pensamiento”), y el Verbo se hizo Carne (una mejor traducción sería “se manifestó”).
Siguiendo al pensamiento conceptual, debe existir el deseo [o intención] para que se manifieste. Solamente pensar el pensamiento no basta para hacer que surja; debe existir un deseo emocional que aporte el combustible para el movimiento, o cambio de energía, del pensamiento en expresión. A través de la coagulación de las energías “atraídas” se inicia la manifestación. La forma incluye más cosas; incluye situaciones, circunstancias y una estimulación del deseo de pensamientos adicionales que apoyen la finalización de la experiencia deseada. Una vez iniciado el proceso, es con el impulso creativo de moverse hacia la finalización, que el propósito se armoniza con las leyes universales.

El enfoque deseado debe proporcionar libertad, dentro del viaje en espiral de regreso a la fuente, para todo lo que afectará. Cuando éste es el propósito subyacente, entonces lo armónico de la Atracción es puesto en movimiento con todo su sutil poder liberado.
Una forma simple de ver esto es concebir a los pensamientos del plano espiritual como el principio creativo, que por medio de la energía emocional del plano etérico manifiesta una nueva realidad en el plano físico.

¿Pero cómo garantizar que esta energía no sea simplemente absorbida y mal aprovechadas por las entidades entrópicas? A grandes rasgos, si el Cosmos proporciona libertad no existe esta posibilidad; lo que se intenta es que la energía pase por gran cantidad de consciencias inferiores -incluida la Humanidad-, para que estas aprendan en dicha transferencia. El Arbol de la Vida es alimentado por la Luz Estelar desde las organismos más simples, plantas, animales hasta la humanidad, que transforma el alimento material en la sustancia sutil de las emociones: si estas son positivas resultan en un combustible para el anclaje de los propios procesos creativos, en cambio si son negativas, proporcionan sustento a las entidades parasitarias de consciencia superior. El aprendizaje y conocimiento ganados en el terreno físico y psíquico a través de la supervivencia material y emocional, son las lecciones que una vez comprendidas impulsan los engranajes del Espíritu.
El trabajo consciente y la
emergencia del Ser Esencial

Sin embargo este punto de vista puede ser complicado de enfocar: las condiciones mundanas aunadas con el adoctrinamiento social, y eso sin contar las constantes interferencias del factor exógeno, disminuyen la probabilidad de que la actual Humanidad encuentre los medios para retener y administrar la energía necesaria para una evolución consciente. Y aun aquellos que peregrinan en soledad, llevando cierta luz en los ojos de reinos bienaventurados, deben volver aprender lo que han olvidado, pues las reglas de la Ilusión así lo piden. Doris Lessing con una claridad alarmante expuso en Notas para un Descenso al Infierno (1971):
A riesgo de aburrirle debo repetir que me temo que, repito, reitero re-enfatizo, no es una cuestión de su llevada al Planeta Tierra como usted sale de aquí. Usted perderá casi toda memoria de su pasada existencia. Usted, cada uno de ustedes llegarán donde ustedes mismos, quizás solos, quizás en compañía de uno con otro, pero con solamente una vaga sensación de reconocimiento, y probablemente desasociado, desorientado, enfermo, desanimado e incapaz de creer, cuando le dicen cual es realmente su tarea.
Usted se despertará, por así decirlo, pero habrá un período mientras usted está despertando que será como la recuperación de una enfermedad, o como aparecer en un buen aire cuando ha estado en uno envenenado. Algunos de ustedes pudieran escoger no despertar, ya que el despertar será tan doloroso, y el conocimiento de su condición y de la condición de la Tierra tan agonizante que usted será como un drogadicto: usted pudiera preferir continuar respirando en el olvido.
Y cuando usted haya entendido que está en el proceso de despertar, que usted tiene algo por hacer, habrá absorbido suficientes de las características de los Hombres de la Tierra como para ser desconfiado, descortés, rencoroso, suspicaz.
Usted será como una persona que se está ahogando, que ahoga a su rescatistas, tan violentamente luchará en su propio pánico y terror.
Y, cuando usted ha sido despertado a su condición real y se ha recobrado de la pena o la vergüenza de ver hasta que profundidades se ha hundido, usted comenzará entonces con la tarea de despertar a otros, y usted encontrará que está en la posición de rescatistas de una persona que se está ahogando, o de un doctor en una ciudad que tiene una epidemia de locura.

2 comentarios:

  1. La citacion final, me recuerda un poco a la noche oscura del alma(la segunda purgación) de San Juan de la Cruz. Saludos.

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