La ceguera a los cambios

Es digno de mencionar que muchas veces es más fácil percibir actitudes en otros que en nosotros mismos. De alguna forma el ego se encarga de ensombrecer la atención sobre aquellas conductas groseras que otros observan sin dificultad. Un mero ejemplo de esto lo podemos hallar en la Biología, donde los científicos postulan con elegancia las conductas cíclicas del comportamiento animal, sin embargo quedan ciegos o tal vez desconsolados al ver a la raza humana, al animal humano, compartiendo el mismo accionar urobórico; en las palabras del prestigioso psicólogo Wilhelm Reich:
El tema del psicoanálisis era amplio y variado. Para el hombre de la calle fue como una cachetada. ¿Creen ustedes que sus acciones están determinadas por su propia libre voluntad? ¡Por cierto que no! Las acciones conscientes son sólo una gota en la superficie de un océano de procesos inconscientes, de los cuales nada puede conocerse y cuyo conocimiento atemorizaría. ¿Los individuos están orgullosos de la "individualidad de su personalidad" y de la "amplitud de su pensamiento?" Todo eso es mera ingenuidad. Sólo se es juguete de los instintos, se hace lo que ellos quieren.

Por supuesto, eso ofende la vanidad de la gente, pero también se ofendió cuando tuvo que aprender que descendía de los monos y que la Tierra sobre la cual se arrastra no era el centro del universo, como creyó algún día. Todavía se cree que la Tierra es el único astro, entre millones, que está habitado. En pocas palabras, se está condicionado por procesos que no cabe controlar ni conocer, que se teme e interpreta erróneamente. Hay una realidad psíquica que va más allá de la conciencia. El inconsciente es como la "cosa en sí" de
Kant: no puede ser captado en sí mismo, sólo puede ser reconocido por sus manifestaciones.
El anquilosante academicismo patológico que hoy profusa la ciencia, donde se ha perdido el rastro de los sinceros trazos con que el espíritu cincelaba el camino hacia una elevación de la consciencia, teme volver sus ojos hacia adentro y ver la pocilga inmunda y robótica que habita y se empeña en mantener.

En las ciencias informáticas es común analizar patrones de comportamiento sobre bancos de datos masivos. A veces mezclando disciplinas de otras ramas académicas es factible hallar nuevas relaciones que descubran la ceguera de una situación que se manifestaba en el silencio del tumulto. Es así como han surgido técnicas que remueven las groserías de los datos para descubrir acaso el oro de los informáticos: la información. Hallar esta formación interna dentro del caos es eliminar incertidumbre. Pero sin duda añade conocimiento: ahora el ojo sabe qué buscar. Tal vez sea difícil encontrar oro, pero lo es aun más si uno no sabe que existe. Y es aquí donde nos proponemos profundizar un poco, porque como intentamos elucidar desde hace un tiempo, tenemos serias consideraciones en que nos encontramos ante las puertas de un extraño proceso que no tiene sus raíces en la realidad física a la que estamos acostumbrados; recordemos que no se perciben las sutilezas del cambio cuando no se espera que ocurra.

El ojo entrenado coincidirá en que la atención es el dinero mental. Estar atentos es un mantra en el catarismo, en el gnosticismo y en las enseñanzas de Gurdjieff y Mouravieff, y aun en las primeras escuelas cristianas. La atención va de la mano con el incremento en la consciencia y esto decanta en ver la realidad que nos rodea y a nosotros mismos tal como somos: incentivando la objetividad y minimizando el prejuicio, pero también eliminando la ensoñación de la ilusión. Con lacerante claridad, Piotr Ouspenski, en su irreemplazable libro El Cuarto Camino, nos persuade sin medias tintas:
Yo diría que lo un hombre puede conseguir, lo que puede prometérsele con la condición de que trabaje [interiormente], es que después de algún tiempo de trabajo, se verá a sí mismo. Puede conseguir otras cosas, como la consciencia, la unidad [de los egos], la conexión con los centros superiores [¿tal vez el embrión áureo?], todas vienen después de esto, pero desconocemos en qué orden. Empero debemos recordar una cosa: hasta que consigamos esto –hasta que nos veamos– no podemos conseguir nada más. Hasta que empecemos a trabajar con este objetivo en vista, no podremos decir que hemos empezado a trabajar. De modo que, luego de algún tiempo, deberemos ser capaces de formular nuestro objetivo inmediato, como poder verse uno mismo. Ni siquiera conocerse uno mismo (esto viene después) sino verse uno mismo. El hombre teme verse. Pero puede decidir tomar valor y ver qué es.
Rise and rise again
until lambs become lions
No suele ser infrecuente la mueca de horror que se refleja en el espejo de la objetividad: no nos cabe duda ni aun vergüenza en reconocerlo; el verdadero acto heroico está en no torcer la mirada y huir en busca del refugio de la Ilusión, sino en enfrentarlo y con la humildad del trabajo cotidiano ir removiendo los samskaras buscando su sublimación: solvet et coagula o quizá también como aquellas palabras que leyó grabadas en su espada Robin Hood: Levántate una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones. En la clara exposición que hace Allan Kardec, de sus Obras Póstumas:
El perfeccionamiento del espíritu es el fruto de su trabajo, y adelanta en razón de su actividad o buena voluntad para obtener las cualidades que le faltan.
No siendo posible al espíritu obtener en una sola existencia corporal todas las cualidades morales e intelectuales que le son precisas para llegar a su objeto final, logra esto por medio de una serie de existencias, en cada una de las cuales adelanta más en la vía del progreso y se purifica de alguna de sus imperfecciones.
A cada nueva existencia, el espíritu lleva consigo el caudal de inteligencia y moralidad que adquirió en sus existencias anteriores, lo mismo que los gérmenes de las imperfecciones de las que no se ha despojado todavía. [...]
Debiendo el espíritu a cada existencia corporal, adquirir algo bueno y despojarse de algo malo, resulta que al cabo de cierto número de existencias, se encuentra llegado al estado de espíritu puro. [...]
Cuando los espíritus han adquirido en un mundo cualquiera la suma de progreso que el estado de este mundo permite, lo abandonan para encarnarse en otro más adelantado, donde adquieren nuevos conocimientos, y así sucesivamente hasta que no siéndoles necesaria la encarnación en un cuerpo material, viven exclusivamente en la vida espiritual, no dejando por eso de progresar, si bien en otro sentido y por otros medios.
¿Pero a qué cambios nos referimos? Todo algoritmo o todo ciclo tiene su período de acoplamiento y esto es, aquella parte en que el tiempo del fin (1) coincide con los inicios del siguiente ciclo: cuando la serpiente se muerde la cola. Pero al igual que con la frialdad tecnicista con la que se emprende el análsis de un algoritmo, la intrincada secuencia representa el periodo en que más cambios se entrelazan, y aquellas variables y procesos que han cumplido su ciclo son liberados. Nada es gratis en la vida, pero hay que estar atentos para aprovechar las ofertas; en este sentido el libro Manual para el Nuevo Paradigma de George Green puede aportarnos una descontracturada mirada:
Vuestra supuesta libertad de pensamiento en el proceso de elección ha sido violada. [...]
[La idea de los que detentan el poder] es conseguir esto sofocando la mayor parte del conocimiento consciente de este planeta a través de la mayoría de sus habitantes. Esto se ha planeado para que coincida con el final, o el giro, hacia un mayor ciclo creativo en esta galaxia. Su mayor debilidad radica en su coordinación y metodología, puesto que la contracción de conocimiento más allá de la norma universal, cuando está colocado en un punto de descanso momentáneo, ofrece la oportunidad de una expansión reactiva de proporciones considerables.
* * *
*
(1) Un interesante aporte que brinda la siguiente transcripción de Cassiopaea:
P: (Laura) Ya veo. (Tom) Lo que están tratando de decir es que cuando llegue la Onda a nuestro sector, nos trasladará a la 4ta. densidad, si acaso estamos listos para ello, pero en ese momento no vamos realmente a fusionarnos con ustedes en la 6ta. densidad sino que podríamos experimentar una "fusión" en virtud de que todos los puntos de enfoque se integrarán durante la transición de una densidad a otra.
R: Parcialmente correcto pero parcialmente lejos del blanco.
P: (Jan) ¿Cuál es la parte correcta y cuál la parte errada?
R: Ustedes son candidatos a la 4ta. densidad.
P: (Laura) Somos candidatos a la 4ta. densidad pero eso no necesariamente significa que en efecto estaremos pasando a la 4ta. densidad, ¿cierto?
R: Así es en parte.
P: (Tom) Como candidatos a la 4ta. densidad, cualquiera que lo sea, una vez arribe la Onda, quienes hayan conseguido tener la correcta frecuencia vibratoria y se hayan elevado al punto en que son susceptibles de tener una experiencia transformativa por interacción con ella, estarán efectivamente trasladándose a la 4ta. densidad, ¿es así?
R: Suficientemente cerca.
P: (Tom) Aquellos que logren pasar a la 4ta. Densidad, ¿experimentarán en ese momento una reintegración o fusión con todas las otras densidades de su propio ser, aunque sea de manera fugaz?
R: ¡Por un instante inconmensurablemente pequeño sabrán lo que significa la "iluminación!"
P: (Tom) Durante ese instante, que seguramente podría parecer un instante o toda una era, puesto que el tiempo es relativo y depende de cómo lo perciba el individuo, ¿nos será dado experimentar la unión beatífica con nuestro propio ser?
R: Parecerá tener una duración "ilimitada."
P: (Laura) ¿Es esto lo que se conoce como el "rapto?"
R: Algunos han intentado explicarlo de manera intuitiva a través de patrones similares a ese.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario