Hay una poderosa similitud entre las vivencias infantiles, el asistencialismo político y la imagen distorsionada de Dios: todo indica que durante la niñez
estamos programados genéticamente para obedecer a una autoridad, a la cual identificamos en nuestros padres o tutores; del libro
Por tu propio bien: Raíces de la Violencia en la Educación del Niño de la doctora suiza
Alice Miller:
[...] la tolerancia del niño frente a los padres no conoce límites. Cualquier crueldad mental —consciente o inconsciente— de los padres quedará, gracias al amor del niño, a salvo de ser descubierta. [...] Su dependencia del amor de sus padres también le imposibilitará reconocer, más tarde, los traumas que a menudo permanecen toda la vida ocultos tras las idealizaciones infantiles de las figuras paternas y maternas.
Es de la autoridad paternal a través de la cual aprehendemos las creencias basamentales, los primeros criterios para la toma de decisiones automatizada y, en definitiva, la forma de interpretar la realidad: todo esto queda ensombrecido bajo el paraguas del subconsciente; y es en esta oscuridad donde fermentan los
traumas ocultos, que más tarde desviarán la brújula de nuestras decisiones para que encaremos situaciones que desencadenarán en
sincronismos negativos donde se cosecharán las
emociones negativas; leemos de la pedagoga alemana
Katharina Rutschky en
Pedagogía Negra:
Es perfectamente natural que el alma infantil quiera salirse con la suya y, si las cosas no se han hecho debidamente en los dos primeros años, más tarde será difícil conseguir el objetivo. Estos primeros años presentan, entre otras, la ventaja de que podemos emplear la violencia y la coerción. Con el tiempo, los niños olvidan todo cuanto les ocurrió en la primera infancia. Si en aquella primera etapa podemos despojarlos de su voluntad, nunca más volverán a recordar que tuvieron una y, precisamente por eso, la severidad que sea necesario aplicar no tendrá ninguna consecuencia grave.
Sin embargo, y a medida que el individuo se desarrolla, llega a la adolescencia y comienza a enfrentar a la autoridad paterna; en la mayoría de las ocasiones la rebeldía juvenil sólo decanta en una parcial adaptación del cuerpo de creencias a las nuevas vivencias, mientras que las cuestiones profundas se siguen manteniendo firmes. Muchos opinan que es necesario un
shock atípico para eliminar el
sistema de creencias basamental; no obstante, la mayor parte de las personas que se enfrentan a un ajetreo emocional de estas características prefiere buscar respuestas en su secular sistema de creencias, dentro de su contexto de realidad, llegando incluso a negar o ignorar lo acontecido; del libro
La Historia Secreta del Mundo de
Laura Knight Jadczyk:
En cierta medida nuestros gustos, deseos y necesidades cambian conforme crecemos, pero muchos de estos circuitos [rutinas circulares de pensamiento] han sido incorporados en nuestro cerebro desde la infancia y por lo tanto son "preverbales," teniendo un profundo arraigo dentro de nosotros. Si pretendemos llegar a tener una visión objetiva de la realidad debemos reconocer todas estas voces subjetivas como lo que son, para luego alinearlas y someterlas al control de esa parte esencial de nosotros que podríamos denominar "alma." Esta esencia es la parte del Ser que —en los individuos de naturaleza intrínsecamente creativa— tienen la posibilidad de realmente ver, o cuando menos, el deseo ferviente de observar el mundo como es en realidad.
El ojo entrenado no dudará
en reconocer que las creencias de nuestros padres han y siguen siendo falsas; que muchas de las premisas con que interpretamos la realidad son maquinaciones para adormecer la consciencia. Sucede que la
autoridad paternal sigue representando su papel dentro de los sistemas de creencias de las
potestades teócratas; esta contundente y no siempre visible asociación es una magnífica herramienta para anestesiar, evitar rebeliones y mantenernos dentro del rebaño. Hemos de recordar que el astuto pastor de
Gurdjieff posee un nivel de consciencia superior al nuestro y por tanto conoce detalladamente las debilidades humanas; del primer libro
Manual para el Nuevo Paradigma (
Embracing the Rainbow), de
George Green:
Les podemos asegurar que la historia humana ha sido estudiada y analizada por mentes y modelos de ordenador hasta el punto en el que no lograrán imaginar hasta dónde os conocen. Cada reacción ha sido diseccionada a nivel celular, y se han planeado acciones restrictivas para cada una de ellas.
Y es aquí, dentro de las respuestas trilladas de las masas dormidas, donde la política ha encontrado la tierra fértil para el surgimiento de los
padres del pueblo; no lo olvidemos, el común denominador que ideólogos políticos y religiosos han perseguido siempre: que
fe y
verdad se conjuguen juntas en las mentes de sus seguidores; analicemos otras similitudes que pueden encontrarse:
Religión teócrata |
Partido político |
Una religión teócrata es un esfuerzo de entidades de consciencia superior para reclutar fieles; debemos recordar que la adoración y devoción humana es alimento para ellos: de allí proviene la obsesión de las religiones organizadas con sus rituales y ceremonias. |
Un partido político es un esfuerzo de humanos de consciencia elevada (por sobre el promedio de las masas) para reclutar votantes; considérese lo siguiente: la ignorancia y pasividad de las masas es la principal fuerza de sostén de los gobernantes. |
Una vez que el feligrés forma parte de la egrégora, no se le permite pensar por sí mismo, sino que debe creer y abrazar mediante fe un sistema de creencias preelaborado. |
Una vez que el votante forma parte del partido, se lo aprisiona en una jerarquía y debe responder a su jefe inmediato y abrazar una serie de directivas caprichosas. |
El feligrés debe adorar a un ser superior y eventualmente formar parte de catenas y ceremonias donde cede parte de su energía devocional; se le indica que ante dificultades de la vida podrá recurrir, mediante rituales, a la búsqueda de soluciones asistencialistas. |
El votante debe someterse a la figura emblemática del partido, y ante dificultades civiles podrá recurrir mediante solicitudes al jefe inmediato que, por medio de influencias de las esferas superiores del partido, podrá acceder a mecanismos irregulares al común de la gente. |
No siempre la autoridad teócrata responde a lo solicitado, no obstante esto, el feligrés ha de estar feliz por la intervención y de acuerdo al resultado pues misteriosos son los caminos de dios. | Es dable de notar que a la figura emblemática se la representa con una imagen paternalista que a ultranza es una imagen teócrata. |
¿En definitiva podríamos arriesgarnos a teorizar que un partido político en la
cuarta densidad se observaría desde la
tercera densidad como una
religión teócrata o
grupo sectario? ¿O que ciertos líderes políticos en
tercera densidad se transformarán debido a su
crecimiento lateral (la aplicación consciente de conductas de
servicio a sí mismo que culminan en
psicopatía, descrito así por el
psiquiatra Kazimierz Dąbrowski) al llegar a
cuarta densidad en
entidades teocráticas? No debiera asombrarnos las semejanzas entre un líder mesiánico junto al lavado cerebral de sus seguidores, y un partido político autoritario junto a su aparato de propaganda y manipulación de masas; el notable escritor español
Juan García Atienza en su memorable libro
La Gran Manipulación Cósmica nos advierte:
Esta es, a mi modo de ver, la diferencia que existe entre el Maestro (el auténtico Boddhisattva) y el Nigromante (el iluminado jefe de secta mesiánica).
El primero tiene conciencia de que su propia superación se debe —y está ligada— a la superación de todos cuantos sean capaces de entender su mensaje y expandirlo hasta que, antes o después, alcance a toda la especie humana, para izarla a la siguiente etapa evolutiva. El segundo, a cambio del presunto poder adquirido mediante el conocimiento y la experiencia trascendente, intentará integrarse, aisladamente o con su grupo de adeptos, en el nivel de conciencia inmediato, y desde él, exactamente lo mismo que las entidades que forman parte de ese nivel (por razones de evolución en conjunto de especie), tratará de manipular al resto del género humano al que pertenece, aunque sólo será, con sus seguidores, servidor presuntamente privilegiado de sus intereses y colaborador de segunda fila, en una tarea opresora de la humanidad y restrictora de su derecho conjunto a la propia superación.
En cierto modo, será como perro de ese rebaño que el pastor no puede atender cómodamente por sí solo. Vestirá collar de púas y manipulará a las ovejas como el pastor lo haría; las conducirá por donde el pastor desea y su creencia infundada de superioridad se verá siempre cortada por la presencia del amo, al que no tendrá más remedio que someterse, a cambio de su poder —prestado— sobre las ovejas.
¿Podríamos plantearnos que este sometimiento de la voluntad en la niñez —también observado por el doctor
Wilhelm Reich quien concluyó en que los traumas infantiles convertían la vitalidad (energía OR u orgón vital) en DOR (
Death Orgon u orgón detrimental)— fuese parte del programa del
Nuevo Orden Mundial para obtener un
pueblo carente de individualidad, sometido a una
autoridad carismática y psicopática? La doctora
Miller concluye:
Estando aun "en pañales" aprende el niño cómo se llama mediante la obediencia a las puertas del amor y, por desgracia, ya no suele olvidarlo durante toda su vida. [...] Si este tratamiento se lleva a cabo en forma consecuente y a una edad lo suficientemente temprana, se cumplirán todos los requisitos para que un ciudadano pueda vivir bajo una dictadura sin sufrir, e incluso logre identificarse eufóricamente con ella, como ocurría en los tiempos de Hitler.
3 comentarios:
Ahora entiendo mi profundo rechazo por las figuras de autoridad
El riesgo quizá también pase por saber si hemos internalizado esa autoridad patriarcal sin saberlo...
Ciertamente frecuente, parte de la programación adulta se basa en el ecosistema familiar ( patrón transgeneracional) , por eso se busca que imprima la programación autoritaria y se introyecte incoscientemente,solo un espíritu muy fuerte podrá superarlo y no sin dificultades.
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