No hay Religión más sublime que la Verdad

El sistema de creencias que se manifiesta en los artículos que aquí se publican no deja lugar a dudas que soporta o denuncia una realidad que algunos podrían considerar bastante oscura, gótica y casi lovecraftiana. Quizá es abismal el constraste con otros sistemas de creencias que describen un Creador y una Creación más suave y mullida. Un buen punto de vista de la realidad es aquel que ofrece ventajas prácticas a quien lo adopte, independientemente del punto de vista que tome el resto. Si dicho punto de vista nos orienta hacia la Verdad, es requisito que, sujeto a escrutinio o análisis, cumpla con dos premisas: no sea subjetivo y no se contradiga a sí mismo (el filósofo matemático George Boole nos diría que son las condiciones lógicas para que cualquier predicado se evalúe como válido).

La mayoría de las religiones organizadas forman parte del sistema de control que busca esclavizar y debilitar mental y espiritualmente al ser humano, al anquilosar el análisis crítico de sus premisas religiosas sustituyéndolas por "fe;" contrariamente a lo que enseñan estas religiones teócraticas, la fe y el pensamiento ilusorio son mecanismos detrimentales pues se interponen a la objetividad, en las palabras de Felipe Prezioso: (1)
Paradójicamente, cuando más cuidado deberían poner en el camino que los lleve hacia la verdad espiritual, escogen emocionalmente sin importar si dicho camino reúne aunque más no sea algunos requisitos válidos.
En el momento de abrazar un credo, que lógicamente tendrá implicancia en sus vidas, la decisión es tomada bajo las mismas características engañosas con las que escogen un producto muy publicitado en un supermercado. Los infaltables vendedores de ilusiones, ya desde tiempos inmemoriales utilizan un mágico ingrediente, indispensable para evitar cualquier cuestionamiento por parte del "consumidor": fe; sí, fe y nada más que eso.
¿Y que hay detrás de ese impulso llamado fe? Nada que el creyente no haya colocado previamente; solo él la alimenta y mantiene evitando cualquier pensamiento que podría destruir el hechizo generado por la misma necesidad de creer. ¡Para qué razonar, si la fe lo engloba todo!
Las representaciones teócraticas: ya sean los etiquetados "santos," "ángeles" o "vírgenes" (apréciese que las mariofanías son una escenificación ufológica para obtener réditos devocionales) no son más que papeles representativos de las autoridades del mundo o arcontes, es decir, un nivel de consciencia superior que provee de asistencialismo a cambio de devoción; mediante estas argucias, engañan a la humanidad haciéndose pasar por iconos religiosos que vibran con las enseñanzas teocráticas internalizadas del solicitante; en este sentido, es esclarecedor el artículo de Bronte Baxter sobre la Unificación de la Nueva Era, donde menciona:
La Guerra de los Principados de la Luz y la Oscuridad no son otra cosa que una estratagema del policía bueno y del policía malo, pero llevando el juego a niveles celestes. Muy semejante a la eterna guerra irreal entre los demócratas y los republicanos: una cortina de humo diseñada para velar donde efectivamente la acción real ocurre. Tanto Lucifer como Jehová están del mismo lado: buscando el control de la humanidad; los "dioses" y "demonios" de la India se encuentran en idéntico bando. Mientras que la humanidad ofrezca su loosh (energía vital) a los mundos [hiper]dimensionales, ya sea través de la adoración o el sufrimiento, en la Cuarta Densidad están todos contentos.
En efecto, cuando estas entidades conceden un deseo —ya sea el más excelso hasta el más objetable—, si bien el solicitante ve cumplida su realidad —aunque tarde o temprano el resultado sea tergiversado— su karma se ve incrementado, y en verdad ingresa en un ciclo de intercambios y manipulaciones, al estar en deuda con el arcontado; en Wisdom of the Rays se nos sugiere:
Estas entidades Demoníacas son aquellas a las cuales se les vende el alma en un momento de desesperación, cuando se pronuncian frases del estilo "Haría cualquier cosa por (... y complétese con lo que se anhela)." Este tipo de solicitudes que vibran con la baja frecuencia emocional de la desesperación, es la invitación para que estas entidades se les permita poner un pie en el destino y comenzar a interferir activamente en sus vidas, ya que al haber sido invocados no se viola la ley del libre albedrío. Hay que recordar que una invocación siempre recibe una respuesta, y este tipo de invocación se parece bastante a una petición u oración a las entidades angélicas de la Creación, nada más que se desvía para el otro lado.
Cualquier religión que demande a sus seguidores devoción, cumplimiento de pactos o promesas, actos que involucren dolor o pasión analizarlo con frialdad desde la perspectiva del loosh, o que se enfoquen en una deidad particular, está ayudando al ordeñe y al consumo energético por parte de entidades parasitarias de consciencia superior; religiones basadas en un ente superior que custodia, demanda u obliga al cumplimiento de pactos de sangre como sacrificios (humanos, animales o incluso prácticas como la mutilación genital masculina o femenina) a su pueblo elegido el brazo humano del factor exógeno están creadas específicamente para dominar y subyugar a los que no comulgan, marginados como heréticos, infieles o goys.

Alien Gray (Gris) como efigie
de un representante teócrata
Sin embargo no todo termina ahí; la religión cristiano católica: un producto judío para la creación de mano de obra barata y sumisa, contiene dos paradigmas poderosos: el sacrificio (en palabras catecúmenas: dejar de hacer algo bueno para hacer algo mejor) y la redención, llevada a cabo a través de actos de negación a uno mismo. En este sentido, una persona que aprehenda estas dos virtudes pone en jaque su integridad porque, tarde o temprano, degenera en mortificación. Si bien ninguno de los dos actos por separado es negativo, el problema emerge porque uno retroalimenta al otro, y psicológicamente terminan justificándose indefinidamente, afectando el proceso de toma de decisiones del creyente. No olvidar que la mortificación es un tobogán a la desesperación y a la depresión, en términos simples: golosinas y caramelos para estas entidades teócratas demoníacas del plano éterico; del libro Extraterrestrials Among Us, un esclarecido George C. Andrews nos comenta:
La proyección de energía psíquica que periódicamente emanamos en forma de devoción religiosa puede ser como la miel que fortalece y sostiene a las deidades a la que se dirige nuestra plegaria. En esta etapa de nuestro desarrollo, la adoración ciega ya no es lo que se busca, sino la comprensión consciente de nuestra relación simbiótica con las entidades multidimensionales que plantaron a nuestros antepasados en este planeta.
Si pensamos más fríamente, ya en términos académicos, dentro de toda ciencia positiva la forma de pensar se rige por el costo/beneficio; si pudiésemos extrapolar este cociente en términos espirituales la mejor religión sería aquella que aporte mayor libertad minimizando cualquier restricción. En definitiva, aquella que incremente el libre albedrío propio y ajeno sin restricciones ni condicionamientos salvo, por supuesto, la responsabilidad (debe comprender que Libertad y Responsabilidad son siempre sinónimos).

Y si volvemos a analizar ahora el concepto de fe sobre aquellas cosas cognoscibles notamos que se trata de una restricción que se impone al libre albedrío... es decir, si algo se puede conocer, analizar y corroborar, ¿para qué entonces es necesaria la fe? Además, si aquella fe dogmática contradice lo que a través de la observación o el entendimiento se percibe diferente de manera objetiva, ¿acaso no se está cercenando la capacidad de análisis y visión propia por una ajena? ¡Qué claro ejemplo de menosprecio por el libre albedrío!

El procesamiento de la información (entendida como una medida de conocimiento) que brinda la realidad, en definitiva, el trabajo consciente, podría verse como un camino hacia la verdad, una auténtica religión (la palabra religión proviene de re-ligare o volver a unir): conocer la realidad e intentar ser cada día más objetivo, aunque a veces aquello que se observa no coincida con lo subjetivamente agradable.

Joseph Fisher, investigador de lo paranormal y autor del famoso libro The Siren Call of Hungry Ghosts (en su versión castellana: El Canto de Sirena de los Fantasmas Hambrientos) que denuncia a las entidades entrópicas que nos manipulan,(2) nos deja una frase valiosa al respecto: nunca se separe de la Verdad por aquello que le gustaría Creer.

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El cerco hiperdimensional o sistema de control

En un pasado no muy lejano, clase de filosofía en una prestigiosa universidad, durante una noche lluviosa y fría donde la humedad se mezclaba con el olor a tabaco rancio de pipas nudosas que lanzaban anillos de humo cansados; un ambiente parecido al Poney Pisador, en donde un profesor no muy diferente al alopécico Cebadilla Mantecona pregunta: ¿cuántas paredes son necesarias para una cárcel? Se escuchan respuestas que decrementan secuencial y ordenadamente el número mínimo posible; el profesor escucha con ojos cerrados hasta que una voz solemne resuena con aire de filósofo gnóstico y plantea: las peores cárceles no tienen paredes; cabría agregar que aun más nefastas y peligrosas son aquellas en las que el prisionero no se sabe preso; en las palabras del doctor Samuel Sagan:
Los maestros hindúes, a menudo enfatizan el carácter dramático de la situación. Pasamos nuestro tiempo trastornados por los dramas de nuestra vida, pero todos esos dramas no son sino pequeñeces comparadas con la tragedia de estar permanentemente aislado por una nube de ilusión generada por los samskaras, una jaula. Nunca vemos el mundo real, sólo podemos ver nuestro mundo, el cual está lleno de fantasmas de nuestro pasado. Estamos desconectados viviendo en una nube, y ni tan siquiera lo sospechamos. Desde el principio debería estar muy claro que el propósito de un genuino trabajo de regresión es gradualmente disipar esta nube de ilusión, no ser indulgente en las historias de nuestro pasado.
El cerco hiperdimensional, también conocido como Matrix Control System (por la película Matrix de los hermanos Wachowski pero también por la trilogía de libros Matrix de Valdemar Valerian), que en la literatura esotérica se lo conoce como el Cerco del Mago Astuto de Gurdjieff o el Fuego de los Alquimistas, es una herramienta utilizada por entidades parasitarias de consciencia superior pero de servicio egótico, con el objeto de controlar de manera subliminal a los seres humanos; en la colección de libros de The Universal Seduction (vol. I, cap. Counterfeit Reality) Thomas Minderle explica:
Mientras que el hinduismo conoce esta gran ilusión como Maya, la cultura moderna la llama La Matriz [...] que coordina, regula y mantiene en funcionamiento una arena o escenario común por medio del cual nosotros, como seres conscientes individualizados y poseedores de la condición del libre albedrío, batallamos contra la voluntad de otros seres y enfrentamos las consecuencias de nuestras propias acciones. En las densidades superiores, tales como las que experimentamos durante el sueño, la muerte o la proyección astral, cada quien puede crear su propia realidad subjetiva dentro de la que no se viola el libre albedrío de otros individuos; si bien esto puede parecer divertido, escasamente sirve para que ganemos conocimiento o experiencia alguna.
Con la finalidad de acelerar el ritmo de nuestro progreso espiritual, la Matriz conecta nuestras realidades en una sola realidad consensual y objetiva. Es la Matriz la que suministra un sustrato físico a través del cual podemos aprender, tanto de nuestra inercia como de la solidez e individuación de los otros, el verdadero valor de sobreponernos por encima de las tribulaciones. Sin esta Matriz, la naturaleza física objetiva y la solidez de las libres voluntades de los otros seres serían inexistentes; en tal escenario, no acumularíamos experiencia alguna, puesto que no hay nada que experimentar.
Aquellos que sientan este mundo como una prisión quizá estén justificados, ya que todos formamos parte de la misma egrégora de individuos encadenados unos a otros.
Diferentes autores e investigadores de hechos anómalos han identificado el cerco hiperdimensional en otros términos: uno de las últimas conclusiones de Charles Fort, autor de El libro de los hechos condenados (The Book of the Damned), arribaba a que la humanidad era propiedad (o ganado); John Keel, quien seguiría los pasos de Fort en la búsqueda de hechos marginales, comentaba que luego de la explosión de avistamientos de Ovnis en la década de 1960, tuvo lugar una ola de extraño interés por el ocultismo, en especial la propagación de ideas que tenían como propósito lograr que el practicante alcanzara el ilusorio dominio o control sobre las fuerzas sobrenaturales para el servicio a sus propios intereses.

Jacques Vallée, famoso astrofísico francés, con un doctorado en Ciencias de la Computación e investigador metódico y autor prolífico sobre ufología, sostiene que el trasfondo de los objetos extraños en el cielo coincide con los fenómenos de apariciones religiosas, seres mitológicos y los mitos de las deidades teocráticas, y concluye en la compleja idea de un sistema de control de impronta religiosa, que deja de lado cualquier racionalización humana posible; citando su libro Pasaporte a Magonia (Passport to Magonia), el autor se pregunta:
¿Cuál puede ser el propósito para tan elaborado engaño a escala mundial? ¿Quién puede darse el lujo de inventar un esquema tan complejo, para tan aparentemente pequeño resultado? ¿La imaginación humana es capaz por sí sola de producir estos trucos? ¿O deberíamos establecer una hipótesis que una raza avanzada en algún sitio del universo o quizá en algún momento del futuro ha estado elaborando representaciones teatrales tridimensionales por los últimos dos mil años, en un esfuerzo de guiar a nuestra civilización? ¡Si así fuera, seguramente no se merece nuestro agradecimiento!
Como se puede apreciar en el vídeo que mostramos más abajo sobre nanorobótica, donde los científicos manipulan la conducta de las bacterias para que formen pirámides, el cerco hiperdimensional es un sistema de manipulación invisible que nos rodea e interfiere de manera cotidiana en nuestras mentes, emociones y acciones sin que seamos conscientes de ello, creando lo que el psicólogo Carl Gustav Jung denominaba sincronicidades: coincidencias significativas, o eventos que parecen accidentales pero que poseen un propósito oculto.


Gurdjieff, Ouspensky y Mouravieff, prestigiosos escritores que denunciaban la narcolepsia de la condición humana, coincidían en que sin esfuerzos conscientes, el hombre era un títere mecánico: un robot obediente de factores exógenos, operando ciegamente de la misma forma que las bacterias.

Este sistema de control trabaja de manera etérica en un nivel semi-consciente o de inteligencia artificial, recibiendo como entrada elementos que nos identifican: patrones de conducta, hábitos y características de nuestras emociones, generando como resultado eventos negativos que inyecta como sincronismos en las vidas humanas con el fin de manipular, controlar y extraer energía emocional. Para realizar algunas de sus tareas, frecuentemente utiliza agentes humanos (los portales orgánicos, es decir, prácticamente cualquier ser humano que se encuentre dormido en la ilusión); si esto es difícil de asimilar, sería prudente reflexionar sobre aquel dicho que reza sobre si millones de moscas no pueden estar equivocadas... en su libro Gracia Asombrosa (Amazing Grace), Laura Knight-Jadczyk sostiene:
La diferencia entre el punto de vista [de la película Matrix] y el nuestro es que estamos proponiendo un reino teórico para-físico como una capa adicional en la estructura del espacio-tiempo, a partir del cual se proyecta nuestra propia realidad, en un sinfín de variaciones. Esta realidad para-física está habitada por seres de polaridad positiva y negativa que se han "graduado" de nuestra realidad. No necesariamente en el sentido de "morir" y alcanzar un ámbito estrictamente etéreo, como muchos buscadores de verdades metafísicas lo han racionalizado.
Estos seres existen, efectivamente, en un mundo del futuro que crea nuestro presente al proyectarse hacia el pasado. Pero si pensamos en el futuro en términos de futuros probables, o universos ramificados, entonces lo que hacemos ahora —si nos despertamos de la Matriz o no— determina qué tipo de futuro vamos a experimentar, individual y colectivamente.
Asimismo, el cerco hiperdimensional posee una función adicional para contrarrestar los intentos de escape o la denuncia activa de los fenómenos negativos de la realidad por parte de seres humanos que intentan despertar a otros: casos notorios como la muerte de la doctora Karla Turner, el intento de suicidio posterior al divorcio de James E. MacDonald,(1) las extrañas muertes de Frank Edwards y Morris Jessup o el suicidio de Don Elkins y Joseph Fisher. En el caso particular de Fisher, se deja en evidencia un proceder estándar del sistema de control denominado targeting que consiste en aislar al sujeto, orquestando problemas conyugales y dificultades económicas, con el fin de generar turbulencia emocional que puede derivar, si no se tiene suficiente conocimiento, en un intento de suicidio.

Quizá para aquellos que superen los obstáculos últimos, y logren trascender el Sistema de Control, podrán apreciar, desde un punto de vista objetivo, que se trata meramente de un instrumento de entrenamiento para aquellos espíritus que busquen refinar, descubrir y superar sus vulnerabilidades: el objetivo último es el fortalecimiento del alma y el crecimiento espiritual. En las palabras de nuestro respetado Fulcanelli:
Pero un rasgo singular del carácter humano lleva al hombre a encariñarse con aquello por lo que más ha sufrido, y esta razón nos permitiría, sin duda, explicar el triple empleo de la salamandra, jeroglífico del fuego secreto de los sabios. En efecto, entre los productos anexos que intervienen en el trabajo en calidad de ayudantes o de servidores, ninguno resulta de búsqueda más ingrata ni de identificación más laboriosa que éste. Se puede todavía, en las preparaciones accesorias, emplear en lugar de los coadyuvantes requeridos ciertos sucedáneos capaces de dar un resultado análogo. Sin embargo, en la elaboración del mercurio, nada sería capaz de sustituir el fuego secreto, ese espíritu susceptible de animarlo, de exaltarlo y de formar cuerpo con él después de haberlo extraído de la materia inmunda.
El profesor Tolkien en su notable obra póstuma: El Silmarillion, lo resumió con asombrosa exquisitez:
Porque si alegre es la fuente que se alza al Sol,
el agua nace en pozos de dolor insondable
en los cimientos de la Tierra.

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Los Exorcistas de Tolkien

Hay algunos sucesos curiosos en el magnum opus del filólogo John Ronald Reuel Tolkien que el ojo entrenado habrá quizá percibido en la penumbra: El Señor de los Anillos frecuenta asiduamente el problema de la posesión demoníaca; tal vez porque no sea el tema principal de la obra (¿o si? acaso no se exorcisa a un demiurgo que parasita la Tierra Media) ni se presente de forma tan macabra como en la obra de William Blatty; sin embargo, hay dos claros procesos de exorcismo llevados a cabo por los héroes arquetípicos del relato: el mago peregrino Gandalf y el señor de reyes Aragorn.

Pero antes que nada deberíamos intentar plantearnos qué es un exorcismo... si analizamos la raíz de la palabra, vemos que proviene de ex: sacar fuera y de orcis: demonio (de la misma raíz proviene la palabra orco); esto nos llevaría a plantearnos una hipótesis forteana de la existencia de entidades demoníacas, y que además puedan parasitar el subconsciente humano.

El lector habituado a esta colección, no tendrá demasiados cuestionamientos en comprender la naturaleza de un demonio: un ser de consciencia superior a la humana que ha elegido el servicio egocéntrico. ¿Un demonio es malo? En realidad, los términos 'bueno' y 'malo' son totalmente subjetivos; es evidente que con relación a la humanidad un demonio es tan 'hostil' como una vaca, chancho o cucaracha puede considerar a un ser humano. Parece curioso pero conocer el verdadero estrato que ocupamos en la cadena alimenticia puede causar cierta conmoción, al perder la infantil ilusión de creernos la raza soberana; del primer volumen de la colección The Universal Seduction:
Los Grises trabajan para los Reptilianos, y guardan en común ciertas características con los humanos a los que abducen. Han sido usados por los Reptilianos como intermediarios, haciendo su trabajo y exponiéndose frente a nosotros en su lugar. A los Grises consecuentemente se los refiere como la fuerza de choque.
Algunos Reptilianos devoran seres humanos al igual que nosotros comemos pollo. En los Estados Unidos hay rumores de grandes salas de almacén de alimentos subterráneas llenas de cuerpos humanos preservados. En algunos casos el rumor menciona que los cuerpos son de niños; pero no sólo devoran niños sino también adultos.
Los Reptilianos prefieren la carne tierna de los niños, porque al parecer no están envenenadas con sustancias como cafeína, nicotina, alcohol u otras cosas de los que los adultos están saturados. Es cierto entonces que los Reptilianos apenas si nos consideran como seres vivientes, pero eso sí, nos consideran ganado valioso.
Los exorcismos son generalmente vinculados con la religión católica, pero en realidad todos los sistemas de creencias poseen rituales o procesos equivalentes: en el espiritismo encontramos el proceso de desobsesión donde un obsesor sería una clase de demonio menor (es notable que en la lengua castellana usemos la expresión estoy obsesionado cuando no podemos dejar de fijar nuestros pensamientos o emociones); en culturas que en occidente caratularíamos como primitivas, el shaman u hombre santo es el encargado de interceder como facilitador entre el mundo de los espíritus y su paciente; la religión judía posee rituales contra los dibukim, entidades semejantes a los djinns árabes (también conocidos como genios).

Como aquella famosa frase: así en la Tierra como en el Cielo, así en lo Físico como en lo Etérico. En la medicina tradicional, organismos como virus, bacterias o parásitos pueden enfermar a un hombre... aunque también un animal feroz o incluso otro humano puede atacarlo y poner en peligro su vida. En el plano etérico parece ocurrir algo semejante: no sólo hay parásitos u obsesores —de menor nivel de consciencia al humano— sino también descarnados con un nivel de consciencia similar y otros con un nivel de consciencia superior: los llamados Grises o 'Grays' y los Reptoides (o Reptilianos, de ahí la asociación de un reptil con la serpiente edénica, o la imagen mítica del Dragón con los escamosos y traicioneros demonios medievales: los súcubos e íncubos que los ufólogos modernos no han tardado en asociar con la fenomenología de Visitantes de Dormitorio).

Volviendo a los relatos del profesor Tolkien: aquellos que están capacitados para realizar un exorcismo son los personajes de consciencia superior que, aunque encarnados en humildes vestimentas, logran ver los reinos sutiles y la superimposición de consciencias oscuras, como cuando Gandalf cura al Rey Théoden de Rohan, curiosamente obsesionado por Grima, Lenguaje de Serpiente; no obstante, aquí vemos la mano larga de Saruman, un mago convertido en brujo capaz de invocar entidades que vampirizaban al viejo rey, extrayéndole las ganas de vivir.

Neo en Matrix, despierta
en la crisálida
Los prestigiosos pensadores Gurdjieff, Ouspensky y Mouravieff coincidieron en comparar al ser humano con un robot: un ser mecánico: un hombre dormido, como Neo yaciendo en aquella siniestra crisálida; y esta postura es también compartida por el magisterio tibetano: Sogyal Rimpoche calificaba a la humanidad somnolienta como inconscientes cadáveres vivientes; parte de nuestro sueño se sustenta en el condicionamiento social bajo el sistema de creencias estándar que alienta a esta narcolepsia en dosis de estupefacientes —en su mayoría endógenos— para evitar contrastar el oscuro escenario por donde transita nuestra gregaria vida, planificada y controlada por un inorgánico pastor astuto; en las palabras de Carlos Castaneda:
[...] Vieron también que existen conglomerados de energía animada vibratoria que tienen cohesión propia, libre de las ataduras de un organismo. Los llamaron seres inorgánicos, y los describieron como cúmulos de energía cohesiva, invisible al ojo humano, una energía que es consciente de sí misma y que posee una unidad determinada por una fuerza aglutinante diferente a la fuerza aglutinante de un organismo.
Ocurre que los parásitos etéricos, ya sean de menor, igual o mayor nivel de consciencia requieren para subsistir de la energía vital de sus víctimas; estas entidades drenan incesantemente el destilado emocional humano, conocido como loosh; en palabras de Don Juan:
[...] ordeñan la capa brillante de conciencia, convirtiendo al hombre en un animal que está siendo criado para volverse un pedazo de carne: trillado, convencional, imbécil.
Sin embargo, Gandalf carece del poder suficiente ante el Hálito Negro, aquella infección del alma fruto del Rey Brujo de Angmar, que dejaba a las víctimas en un sueño profundo hasta que morían; hay quienes ven en los Jinetes Negros a los Reptilianos cuando se proyectan en la realidad física: altos seres nefastos y oscuros, envueltos en capas funestas, efigies reptantes del sufrimiento y del dolor, que inyectan su propio miedo mortal, codicioso de la luz vacilante, en una consciencia ignorante o debilitada a la que devorar.

Pero es Aragorn, quien victorioso de haber enfrentado en la piedra de Orthanc el poder demiúrgico de Sauron, puede ahora exorcisar a Meriadoc, a Faramir y a la Dama de Rohan y efectuar la liberación de sus almas que, como un shamán experimentado, agitando los perfumes de la hierba de los reyes o Athelas en el caldero (¿quizá una pista difusa hacia el Grial?).

Las potestades teócratas y los gobiernos autoritarios

Hay una poderosa similitud entre las vivencias infantiles, el asistencialismo político y la imagen distorsionada de Dios: todo indica que durante la niñez estamos programados genéticamente para obedecer a una autoridad, a la cual identificamos en nuestros padres o tutores; del libro Por tu propio bien: Raíces de la Violencia en la Educación del Niño de la doctora suiza Alice Miller:
[...] la tolerancia del niño frente a los padres no conoce límites. Cualquier crueldad mental —consciente o inconsciente— de los padres quedará, gracias al amor del niño, a salvo de ser descubierta. [...] Su dependencia del amor de sus padres también le imposibilitará reconocer, más tarde, los traumas que a menudo permanecen toda la vida ocultos tras las idealizaciones infantiles de las figuras paternas y maternas.
Es de la autoridad paternal a través de la cual aprehendemos las creencias basamentales, los primeros criterios para la toma de decisiones automatizada y, en definitiva, la forma de interpretar la realidad: todo esto queda ensombrecido bajo el paraguas del subconsciente; y es en esta oscuridad donde fermentan los traumas ocultos, que más tarde desviarán la brújula de nuestras decisiones para que encaremos situaciones que desencadenarán en sincronismos negativos donde se cosecharán las emociones negativas; leemos de la pedagoga alemana Katharina Rutschky en Pedagogía Negra:
Es perfectamente natural que el alma infantil quiera salirse con la suya y, si las cosas no se han hecho debidamente en los dos primeros años, más tarde será difícil conseguir el objetivo. Estos primeros años presentan, entre otras, la ventaja de que podemos emplear la violencia y la coerción. Con el tiempo, los niños olvidan todo cuanto les ocurrió en la primera infancia. Si en aquella primera etapa podemos despojarlos de su voluntad, nunca más volverán a recordar que tuvieron una y, precisamente por eso, la severidad que sea necesario aplicar no tendrá ninguna consecuencia grave.
Sin embargo, y a medida que el individuo se desarrolla, llega a la adolescencia y comienza a enfrentar a la autoridad paterna; en la mayoría de las ocasiones la rebeldía juvenil sólo decanta en una parcial adaptación del cuerpo de creencias a las nuevas vivencias, mientras que las cuestiones profundas se siguen manteniendo firmes. Muchos opinan que es necesario un shock atípico para eliminar el sistema de creencias basamental; no obstante, la mayor parte de las personas que se enfrentan a un ajetreo emocional de estas características prefiere buscar respuestas en su secular sistema de creencias, dentro de su contexto de realidad, llegando incluso a negar o ignorar lo acontecido; del libro La Historia Secreta del Mundo de Laura Knight Jadczyk:
En cierta medida nuestros gustos, deseos y necesidades cambian conforme crecemos, pero muchos de estos circuitos [rutinas circulares de pensamiento] han sido incorporados en nuestro cerebro desde la infancia y por lo tanto son "preverbales," teniendo un profundo arraigo dentro de nosotros. Si pretendemos llegar a tener una visión objetiva de la realidad debemos reconocer todas estas voces subjetivas como lo que son, para luego alinearlas y someterlas al control de esa parte esencial de nosotros que podríamos denominar "alma." Esta esencia es la parte del Ser que —en los individuos de naturaleza intrínsecamente creativa— tienen la posibilidad de realmente ver, o cuando menos, el deseo ferviente de observar el mundo como es en realidad.
El ojo entrenado no dudará en reconocer que las creencias de nuestros padres han y siguen siendo falsas; que muchas de las premisas con que interpretamos la realidad son maquinaciones para adormecer la consciencia. Sucede que la autoridad paternal sigue representando su papel dentro de los sistemas de creencias de las potestades teócratas; esta contundente y no siempre visible asociación es una magnífica herramienta para anestesiar, evitar rebeliones y mantenernos dentro del rebaño. Hemos de recordar que el astuto pastor de Gurdjieff posee un nivel de consciencia superior al nuestro y por tanto conoce detalladamente las debilidades humanas; del primer libro Manual para el Nuevo Paradigma (Embracing the Rainbow), de George Green:
Les podemos asegurar que la historia humana ha sido estudiada y analizada por mentes y modelos de ordenador hasta el punto en el que no lograrán imaginar hasta dónde os conocen. Cada reacción ha sido diseccionada a nivel celular, y se han planeado acciones restrictivas para cada una de ellas.
Y es aquí, dentro de las respuestas trilladas de las masas dormidas, donde la política ha encontrado la tierra fértil para el surgimiento de los padres del pueblo; no lo olvidemos, el común denominador que ideólogos políticos y religiosos han perseguido siempre: que fe y verdad se conjuguen juntas en las mentes de sus seguidores; analicemos otras similitudes que pueden encontrarse:

Religión teócrata Partido político
Una religión teócrata es un esfuerzo de entidades de consciencia superior para reclutar fieles; debemos recordar que la adoración y devoción humana es alimento para ellos: de allí proviene la obsesión de las religiones organizadas con sus rituales y ceremonias. Un partido político es un esfuerzo de humanos de consciencia elevada (por sobre el promedio de las masas) para reclutar votantes; considérese lo siguiente: la ignorancia y pasividad de las masas es la principal fuerza de sostén de los gobernantes.
Una vez que el feligrés forma parte de la egrégora, no se le permite pensar por sí mismo, sino que debe creer y abrazar mediante fe un sistema de creencias preelaborado. Una vez que el votante forma parte del partido, se lo aprisiona en una jerarquía y debe responder a su jefe inmediato y abrazar una serie de directivas caprichosas.
El feligrés debe adorar a un ser superior y eventualmente formar parte de catenas y ceremonias donde cede parte de su energía devocional; se le indica que ante dificultades de la vida podrá recurrir, mediante rituales, a la búsqueda de soluciones asistencialistas. El votante debe someterse a la figura emblemática del partido, y ante dificultades civiles podrá recurrir mediante solicitudes al jefe inmediato que, por medio de influencias de las esferas superiores del partido, podrá acceder a mecanismos irregulares al común de la gente.
No siempre la autoridad teócrata responde a lo solicitado, no obstante esto, el feligrés ha de estar feliz por la intervención y de acuerdo al resultado pues misteriosos son los caminos de dios.Es dable de notar que a la figura emblemática se la representa con una imagen paternalista que a ultranza es una imagen teócrata.

Portada Matrix V: semejante
al Ente en Los Guachos
¿En definitiva podríamos arriesgarnos a teorizar que un partido político en la cuarta densidad se observaría desde la tercera densidad como una religión teócrata o grupo sectario? ¿O que ciertos líderes políticos en tercera densidad se transformarán debido a su crecimiento lateral (la aplicación consciente de conductas de servicio a sí mismo que culminan en psicopatía, descrito así por el psiquiatra Kazimierz Dąbrowski) al llegar a cuarta densidad en entidades teocráticas? No debiera asombrarnos las semejanzas entre un líder mesiánico junto al lavado cerebral de sus seguidores, y un partido político autoritario junto a su aparato de propaganda y manipulación de masas; el notable escritor español Juan García Atienza en su memorable libro La Gran Manipulación Cósmica nos advierte:
Esta es, a mi modo de ver, la diferencia que existe entre el Maestro (el auténtico Boddhisattva) y el Nigromante (el iluminado jefe de secta mesiánica).
El primero tiene conciencia de que su propia superación se debe —y está ligada— a la superación de todos cuantos sean capaces de entender su mensaje y expandirlo hasta que, antes o después, alcance a toda la especie humana, para izarla a la siguiente etapa evolutiva. El segundo, a cambio del presunto poder adquirido mediante el conocimiento y la experiencia trascendente, intentará integrarse, aisladamente o con su grupo de adeptos, en el nivel de conciencia inmediato, y desde él, exactamente lo mismo que las entidades que forman parte de ese nivel (por razones de evolución en conjunto de especie), tratará de manipular al resto del género humano al que pertenece, aunque sólo será, con sus seguidores, servidor presuntamente privilegiado de sus intereses y colaborador de segunda fila, en una tarea opresora de la humanidad y restrictora de su derecho conjunto a la propia superación.
En cierto modo, será como perro de ese rebaño que el pastor no puede atender cómodamente por sí solo. Vestirá collar de púas y manipulará a las ovejas como el pastor lo haría; las conducirá por donde el pastor desea y su creencia infundada de superioridad se verá siempre cortada por la presencia del amo, al que no tendrá más remedio que someterse, a cambio de su poder —prestado— sobre las ovejas.
¿Podríamos plantearnos que este sometimiento de la voluntad en la niñez —también observado por el doctor Wilhelm Reich quien concluyó en que los traumas infantiles convertían la vitalidad (energía OR u orgón vital) en DOR (Death Orgon u orgón detrimental)— fuese parte del programa del Nuevo Orden Mundial para obtener un pueblo carente de individualidad, sometido a una autoridad carismática y psicopática? La doctora Miller concluye:
Estando aun "en pañales" aprende el niño cómo se llama mediante la obediencia a las puertas del amor y, por desgracia, ya no suele olvidarlo durante toda su vida. [...] Si este tratamiento se lleva a cabo en forma consecuente y a una edad lo suficientemente temprana, se cumplirán todos los requisitos para que un ciudadano pueda vivir bajo una dictadura sin sufrir, e incluso logre identificarse eufóricamente con ella, como ocurría en los tiempos de Hitler.