Densidades y Granularidad

Parece haber una relación estrecha entre los soportes de una Realidad y la capacidad de entendimiento de las entidades que la habitan. Los artículos de esta colección se refieren en varias oportunidades a las Densidades, y hemos intentado definirlas como anillos de consciencia, donde los más interiores comprenden y/o dominan a los más exteriores, mientras que los más exteriores sólo tienen una vaga idea de los interiores.

Es posible ejemplificar esto en nuestra realidad cotidiana, en las formas que elaboramos nuestro alimento haciendo uso de la fauna y flora o de las maneras que explotamos los recursos naturales para nuestro propio beneficio. Sin embargo, si miramos hacia arriba nuestra percepción es difusa y tan sólo hemos logrado elaborar algunos conceptos como Ángeles y Demonios basado en la interpretación subjetiva de aquello que nos beneficia o nos perjudica a nivel humano; en su informe Ancient and Future Custodial Alien Races el autor plural Nexus Seven nos acentúa este punto de vista:
Si los Angeles y Demonios de los Cielos corresponden a las avanzadas razas extraterrestres de buenas y malas intenciones, entonces nuestra Tierra bien puede entenderse como una Placa de Petri con múltiples combinaciones de razas aliens en experimentación evolutiva. Probablemente se trate de una labor de amor en el caso de las buenas razas extraterrestres, y probablemente un frío y calculado oportunismo para las razas detrimentales.
Con la educación ortodoxa que se recibe en la actualidad es difícil intentar emancipar la mente para que logre entrelazar conceptos de los que antiguamente se hacía mención común. Escritores arcaicos mencionan los cuatro estados de la materia como tierra, agua, aire y fuego; sin embargo nuestra ciencia los ha ignorado reconociendo sólo los tres primeros (sólido, líquido y gaseoso) habiendo anexado, con algunas reservas, el cuarto: el estado de plasma; así es, los antiguos ya conocían mejor la realidad que nosotros, y dentro de la fisicalidad de la materia aunaban el concepto de plasma: el fuego es un plasma ígneo nos dice el venerable astrofísico Carl Sagan es su celebrado libro Cosmos (cap. IX, Las vidas de las Estrellas):
En los laboratorios medievales se perseguía la transmutación de los elementos: una actividad llamada Alquimia. Muchos alquimistas creían que toda la materia era una mezcla de cuatro sustancias elementales: agua, aire, tierra y fuego, una antigua especulación jónica. [...]
El fuego no está compuesto en absoluto de elementos químicos. Es un plasma radiante en el cual la alta temperatura ha arrancado algunos de los electrones de sus núcleos. Ninguno de los cuatro antiguos "elementos" jonios y alquímicos es un elemento en el sentido moderno: uno es una molécula, dos son mezclas de moléculas, y el último es un plasma.
Pero la ciencia hoy nos descubre que hay plasma oscuro, y podríamos situar allí la materia oscura. Mediante un pequeño esfuerzo intelectual podemos comprender la granularidad de la materia: en efecto, vemos que la tierra filosófica o el estado sólido es un estado de baja energía, podríamos situar allí a la primera densidad, mientras que el agua arcaica representa al estado líquido, es decir, un incremento de energía por sobre el sólido, que podríamos identificador con los mares y océanos, soporte de la segunda densidad; y entonces, el aire filosofal no es otro que el estado gaseoso, de mucha mayor energía que la anterior, en donde habitamos nosotros, la tercera densidad. Stanislas Klossowski de Rola en su libro Alquimia nos persuade:
Utilizando la terminología de la alquimia, puede decirse que, en cierta forma, todos los líquidos son agua, todos los sólidos tierra y todas las sustancias gaseosas o volátiles, aire, al mismo tiempo que cualquier tipo de calor es fuego. Esto no es, como han supuesto algunos, una simplificación exagerada provocada por la ignorancia o la estupidez. Una actitud tan desdeñosa pone de manifiesto, una vez más, que se han interpretado muy literalmente los términos aquí empleados, a pesar de todas las advertencias, como por ejemplo aquella de Ferrarius: «... no de una naturaleza vulgar.» Algún día quedará patente que los antiguos alquimistas poseían un conocimiento de la materia y sus propiedades mucho más sutil que el de quienes hoy en día se dedican a machacar átomos.
El ojo entrenado puede ver que a un incremento de la energía (la aceleración de las partículas), el nivel de densidad también se ve incrementado; asimismo la granularidad es cada vez más sutil, y nuestra capacidad de percepción es menor (¿acaso no percibimos mejor con nuestros ojos un estanque que el agua que se evapora?) Por supuesto, no hay que olvidar que la verdadera naturaleza de la tercera densidad sería mucho más sutil que la animalada actual: tal vez parecida a como el profesor Tolkien describió a los Elfos... ¿quizá por alguna razón la humanidad decidió caer en otro traje?

Dios Reptoide en la cultura mesoamericana
notar las tinas con miembros humanos
Ahora bien, ¿y la cuarta densidad? Podemos identificarla sin duda con el fuego filosofal, pues Fulcanelli nos menciona que allí habita la Salamandra... ¿y qué es la Salamandra? ¿tal vez alguno de los habitantes genuinos de la cuarta densidad? En varios relatos de abducciones se hace mención a unos seres altos en trajes oscuros y de formas siniestras, tal vez, draconianas o reptoides... ¿estará esto relacionado? En The Universal Medicine, del joven pero tristemente desaparecido alquimista Nicholas Collette, nos previene:
Pero si el hombre no está suficientemente preparado, será incapaz de soportar el horror de lo que sus nuevos ojos contemplarán. Porque mientras hay tantos seres celestiales hermosos que viven entre nuestro mundo y el de los espíritus sin cuerpo, aun hay más que son horribles demonios que se vuelven más fuertes por el miedo que perciben en el hombre; y persistirán para alimentarse de su energía si se desconoce cómo recuperar el control de los propios sentidos y detener el miedo, para reemplazarlo sólo con valentía y fe en Dios. En ese momento toda su aura se iluminará con una prístina y blanca luz, tan brillante que esas horribles entidades huirán a la oscuridad de los despojos y ruinas.
Porque a pesar de que parecen ser espíritus, en efecto están vivos, investidos en un cuerpo menos denso y más sutil que nuestro cuerpo físico.
Y este hecho terrible es la razón por la que la piedra se llama la Piedra de los Sabios y la Piedra Filosofal. Debe tenerse el nervio para soportar las pruebas de la Naturaleza y de todos sus habitantes. [...] Los antiguos Alquimistas sabían que entre el reino de los muertos y el de los vivos, entre el Reino del Espíritu [5° Densidad] y el Mundo del Hombre [3° Densidad], existen entidades que habitan el crepúsculo entre los dos mundos [4° Densidad], y tienen algunos de los poderes del mundo espiritual, pero también están sujetos a las leyes del mundo físico, y finalmente mueren como todo en la naturaleza. Y al igual que el Mundo del Hombre, los hay justos y prudentes pero también maliciosos e inmorales entre esa multitud. Porque viven mucho más tiempo que el Hombre, y su mundo está lleno de miles de millones de más almas que el nuestro, y sus números son abrumadores al Alquimista que los está viendo por primera vez. Estos son los espíritus Elementales [...]
Fragmento del Juicio Final del Bosco
Tal es así que la Cuarta Densidad es la del plasma, con un incremento en la energía respecto al estado gaseoso y un nivel de granularidad de mayor sutileza, tal vez de fisicalidad variable como se nos ha informado; esta densidad, al ser más elevada que la humana, nos envuelve y evidentemente nos controla y utiliza, como nosotros hacemos lo propio con las densidades inferiores: así en la Tierra como en el Cielo. Es hora de situar en la casilla correcta a nuestro concepto de Demonios.

¿Y aun más arriba? En grimorios y antiguos tratados herméticos se menciona la quintaesencia. Algunos podrían arriesgar que estaría relacionado con la Quinta Densidad: la densidad espiritual por excelencia, nuestro origen y destino. Pero debemos considerar que hay aun más planos de existencia, donde sólo se accede a través del servicio al prójimo; aquí toda nuestra ciencia queda miope y ciega; sólo podemos atisbar por lo que nos informan del plano divino o pleroma, habitado por lo que podríamos conceptualizar como Ángeles, de un nivel omnisciente a todos los demás planos inferiores.

Por supuesto, el plano divino es sólo una antesala a la Séptima Densidad; tan sólo un puñado de mortales ha logrado concebirlo y aun menos plasmar su descripción... de entre ellos, el profesor Tolkien escribió:
Y entre todos los esplendores del Mundo, las vastas salas y los espacios, y los carros de fuego, Ilúvatar escogió como morada un sitio en los Abismos del Tiempo y en medio de las estrellas innumerables. Y puede que esta morada parezca algo pequeña a aquellos que sólo consideran la majestad de los Ainur y no su terrible sutileza; como quien tomara toda la anchura de Arda para levantar allí una columna y la elevara hasta que el cono de la cima fuera mas punzante que una aguja; o quien considerara sólo la vastedad inconmensurable del Mundo, que los Ainur aún están modelando, y no la minuciosa precisión con que dan forma a todas las cosas que en él se encuentran.

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