El Fin del Tiempo o el Tiempo del Fin

El título no pretende otra apología al funesto libro mencionado por Canseliet, apenas si podemos refocilarnos en las palabras de Sábato sobre las visiones del místico gnóstico Böhme:
La vasta crisis de los Tiempos Modernos a la que estamos asistiendo es la quiebra de la mentalidad cientificista, y a través de ella acaso podamos acceder a una reivindicación de las fuerzas ocultas que esa mentalidad proscribió, en una reintegración del hombre escindido. Según Hegel, a los períodos más terribles de la historia se siguen las horas más hermosas, porque de la "conciencia infeliz" que resulta de nuestra conciencia del mal surge luego una venturosa plenitud; idea que Nietzsche retoma cuando afirma que de la extrema decadencia resurge un nuevo clasicismo.
¿Pero cuáles son estos períodos terribles de la historia? Hemos visto que tal vez el tiempo no sea tan lineal como humanamente se lo percibe. Quizá la Matriz de la Ilusión, el gran computador hiperdimensional en donde nos hallamos inmersos, la cárcel de nuestras robóticas consciencias, en donde nos graduamos aprendiendo o enseñando a escapar, haya existido siempre (aunque Bárbol opinaba que palabras como siempre y jamás eran demasiado ominosas, utilizando el mantra mientras perduren); fuera de la cárcel no existe el tiempo: fuera de la cárcel no hay ilusión.

Sin embargo, hay intereses exógenos que operan dadas unas determinadas condiciones: el panadero no sufre el tormento del fuego, pero reconoce la fragancia del pan horneado. La humanidad en su actual estado masificado e ignorante corre el mismo peligro que las bacterias que fermentan los azúcares en la levadura del pan: estamos siendo utilizados, quizá en la anestésica vida moderna bajo una gran explosión demográfica, a inflamar una masa de energía emocional que estallará cuando sean retiradas las comodidades y ventajas a las que estamos acostumbrados (o domesticados).

Estos períodos han ocurrido cíclicamente en la historia no oficial, y se conocen como cosechas hiperdimensionales: un período de tribulación humano, y de excelente rendimiento para los pastores del rebaño. Durante estas cosechas, nuevos brotes e injertos se preparan, razas híbridas y obedientes se alistan para reemplazar el antiguo modelo humano. Ha ocurrido antes, ocurre y seguirá ocurriendo: es el camino natural, muy semejante al que destinamos a nuestros cultivos y futuros alimentos.

Tal vez, la verdadera historia humana sea un cementerio de imperios caídos, pero no deseamos crear una disonancia cognitiva, pues hay entidades de servicio al prójimo que observan desde la otra punta. Pongámonos un tanto ecuménicos y releyamos con ojos más despiertos:
Vigilad sobre vuestra vida. No se apaguen vuestras linternas, y no dejen de estar ceñidos vuestros lomos, sino estad preparados, pues no sabéis la hora en que vendrá nuestro Señor. Reuníos con frecuencia, buscando lo que conviene a vuestras almas, pues de nada os servirá todo el tiempo en que habéis creído, si no consumáis vuestra perfección en el último momento.
En los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y los corruptores, y las ovejas se convertirán en lobos, y el amor se convertirá en odio. En efecto, al crecer la iniquidad, los hombres se odiarán entre sí, y se perseguirán y se traicionarán: entonces aparecerá el extraviador del mundo, como hijo de Dios, y hará señales y prodigios, y la tierra será entregada en sus manos, y cometerá iniquidades como no se han cometido desde siglos.
Entonces la creación de los hombres entrará en la conflagración de la prueba, y muchos se escandalizarán y perecerán. Pero los que perseveren en su fe serán salvados por el mismo que había sido maldecido.
Entonces aparecerán las señales auténticas: en primer lugar el signo de la abertura del cielo, luego el del sonido de trompeta, en tercer. lugar, la resurrección de los muertos, no de todos los hombres, sino, como está dicho: «Vendrá el Señor y todos los santos con él» (Zac 14, 5).
Todo esto es por lo menos curioso, y puesto en orden quizá también bastante alarmante. Es evidente que no hay nada fijo, así que no podemos ni siquiera considerar una fecha tan holocaústica como ruidosa como la del año 2012; pero sí es evidente, que la masa comienza a oler a tostado. ¿El horno no está para bollos?

Nos hemos referido con frecuencia al trabajo en equipo, evitando las jerarquías y el anquilosamiento elitista del Conocimiento: en el intercambio está la ganancia. Pero, ¿hemos mencionado algo sobre la abertura del cielo? El notable John Keel nos ha allanado el trabajo en su clarificador libro Operation Trojan Horse (1970) cuando menciona:
La "fuente" ha hecho intentos repetidos de explicar todo esto en términos que podamos entender. El 8 de enero de 1968, el "Sr. Orlon," del Comando Intergaláctico Ashtar, transmitió este mensaje a un contactado:
"Los platillos que menciona, son en realidad los cuerpos espaciales de ciertos agregados de conciencia. Existen duodimensionalmente, es decir, penetran simultáneamente en la tercera y cuarta dimensiones o pueden, si lo desean, confinarse en cualquiera de las dos. Su propósito ha sido, y aún es, por el momento, entrelazar estos dos reinos de consciencia que aparentemente están separados. Sin embargo, se acerca el tiempo cuando el velo se corra y lo que es Uno se percibe como Uno. Llegado este momento, los platillos vistos por pocos serán vistos por muchos. Parecerá que repentinamente han llegado a sus cielos en gran número. Pero en realidad esto no es cierto, porque efectivamente están donde siempre han estado, pero entonces el hombre verá con nuevos ojos."
Los cansados ojos del hombre no son muy buenos. De hecho, sólo podemos ver una parte muy pequeña del espectro electromagnético. Las ondas de luz son vibraciones realmente visibles del espectro, algo parecido a las ondas de radio. Las diferentes frecuencias se registran como colores diferentes en los conos de nuestros ojos. Se podría decir que nuestro aparato visual en realidad consiste en miles de diminutos receptores de radio cuidadosamente sintonizados a una diminuta porción del espectro electromagnético. Realmente no podemos ver mucho, sólo accedemos a ver lo suficiente como para hacer frente adecuadamente a nuestro entorno inmediato.
Dark people o
Visitantes de dormitorio
Aquí mojamos nuestros pies en las orillas de la cuarta densidad; tal vez algún ojo entrenado o una mente inquieta haya transitado algunos pasos erráticos por esta extraña tierra de sueños, que algunos quizá confundan con un duermevela desasosegado. Todavía no tenemos para compartir más que unas sutiles hebras de sensaciones encontradas sobre una realidad que se nos escapa, pero de la que podemos dar por sentada su existencia y de las sombrías entidades que la habitan; aunque, y en palabras del prestigioso Freixedo, no hemos de confundir a la población tan sólo por unos molestos vecinos.

Entonces la resurrección de los muertos, tal como aseguraba el diálogo entre Ray Stantz y Wiston Zeddemore, de la afamada película guionada por Harold Ramis, no es otra cosa que la cuarta densidad -donde habitan aquellos ocultos y encapuchados visitantes que siempre han estado permeando nuestra realidad e interfiriendo en nuestras mundanas vidas- comenzando a hacerse visible. ¿Acaso no será verdaderamente un Apocalipsis, literalmente, la Revelación de aquello que estaba Oculto? David Tansley en Mensajeros de la Luz (Omens of Awareness, 1977) nos comenta:
[...] sucedió algo parecido cuando Colón llegó al Nuevo Mundo. Los indígenas, que no conocían más transporte acuático que las canoas, no vieron sus buques anclados en la bahía pese a su tamaño y a destacarse sobre el horizonte. Sólo cuando el shamán de la tribu lo pensó un poco y dedujo que aquellos extranjeros tenían que haber llegado en algo, pudieron ver los barcos, aunque aun entonces hubo que señalárselos. Nosotros, por supuesto, con nuestro orgullo intelectual y toda nuestra desenvoltura del siglo veinte, no podemos ni imaginar que nos suceda una cosa así; pero nos está sucediendo, y todo el tiempo, además.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

Hola. Siempre son atrapantes sus escritos. Y me gusta leerlos y expresar mis puntos de vista aunque quizas difieran en algunos aspectos.

Pienso que el problema no es la ciencia, sino el materialismo(que vendria a ser como la sombra de esa nueva potencia que surgio a nivel colectivo) En Matrix está el Agente Smith que es un hombre con saco y corbata y pareciera represantar los valores decadentes y fríos del mundo mecanicista, hiper individualista(y reconozco que ese tipo de personajes me causo mas pesadillas que cualquier monstruo fantastico), y no un monstruo mitologico por ejemplo como las sombras de Frodo en ¨El señor de los anillos ¨. La ciencia al decir, solo lo que pueda comprobarse existe y es real, tambien está diciendo que la tierra no se posa sobre una tortuga, que papa Noel no existe y que la virgen María no era literalmente Virgen; y desarticula un monton de fantasías mas, el pensamiento parece lograr una mayor concentración... esto con el tiempo se transforma en el mundo ¨ desencantado ¨ pero el niño cuando descubre que el ratón perez son sus padres tambien se desencanta y está triste, pero sin embargo madura. Particularmente pienso que lo mejor es apoyarse en la ciencia diferenciando los aspectos nocivos de los sanos, y seguir avanzando.
No quiero extenderme pero creo que aunque se invente un aparato que muestre la actividad demiurgica o exogena, a nivel colectivo se terminaria naturalizando y realmente solo afectaría a unos pocos, se ha naturalizado el hambre de los niños, las hermosas estrellas, la física cuantica, y la muerte... todo es tan complejo... o tal vez tan simple.

ranandîro dijo...

Gracias por compartir.

> [...] aunque se invente un aparato que muestre
> la actividad demiurgica o exogena, a nivel
> colectivo se terminaria naturalizando y
> realmente solo afectaría a unos pocos [...]


Coincidimos en este aspecto, salvo que no permitirán esa facilidad a la Humanidad... podría despertar a muchos, y un "esclarecido" deja de ser alimento fácil.

La Tercera Densidad tiene esa denominación por que es consciente de tan solo dos niveles de Realidad además del que ocupa. Algunos individuos se percatan de algo más, y con el tiempo pueden desarrollar una percepción nebulosa del factor exógeno.

Pero es requisito la Asistencia del Cielo, en palabras de Fulcanelli, para prepararse a dar el salto. Nosotros debemos facilitar el camino para que dicha asistencia sea provista de forma natural.