Resonancia vibracional (III)

Podríamos aventurar que el verdadero don que potencialmente se logre al descender a densidades inferiores, consiste en la conquista propia a través del conocimiento interior; en las entregas previas, hemos visto que el conocimiento equivale al rango de cobertura, mientras que nuestra élan vital consiste en la amplitud del FRV del alma: conocer protege, no sólo porque al observar objetivamente reconozcamos el caos de nuestra realidad entrópica sin pretender que sea algo diferente, sino porque al entenderlo en profunidad, el grado de certidumbre externa deviene en asertividad interna.

En primer lugar, la asertividad nos conduce a mantener el balance interno, de forma de evitar que se involucren emociones negativas al analizar una perspectiva desfavorable de la realidad, pero que al mismo tiempo la atención mental logra bloquear; esta nula inversión emocional facilita utilizar las energías psíquicas así ahorradas en atraer la realidad positiva con la que resolvamos resonar emocionalmente. Y en segundo lugar, vemos que el orden puede emanar del caos al no desatender la realidad objetiva e intentar percibirla tal como es, evitando los filtros de la subjetividad y el hipnótico trance consumista con el que se nos trata de adoctrinar socialmente.

Pero si brindamos cierta licencia a las teofanías de Orfeo Angelucci, tal vez logremos reconocer una razón adicional para este -en palabras de Doris Lessing- descenso a los infiernos: en su prolongada ausencia de la vida humana, habiendo experimentado un OBE durante 7 días seguidos, Angelucci recuerda comulgar con entidades de consciencia superior de orientación positiva, con descripciones coincidentes a la de los Elfos del profesor Tolkien, en una realidad muy semejante a la atmósfera feérica de Lothlorien; (1) para enfatizar la realidad física de la cuarta densidad se le informa a Angelucci:
"Es todo una cuestión de la escala de vibración en la que se esté funcionando", explicó. "La tasa vibratoria de la materia densa que constituye el sustrato del planeta Tierra es extremadamente baja, por lo tanto, los cuerpos terrenales son lentos, densos y pesados. El índice vibratorio aquí es bastante más alto y la materia tan tenue que parece desde un medio físico denso como el vuestro, inexistente; pero como ahora te encuentras en un cuerpo con una tasa vibratoria en correspondencia, los fenómenos de este mundo te son tan reales como tu mundo de la Tierra."
Durante su etérica estadía en lo que se entiende como el planetoide Ceres en las fronteras del Cinturón de Asteroides entre Júpiter y Marte, Angelucci es informado que el planeta Tierra es actualmente una triste prisión de reos cósmicos, reencarnaciones de aquellas almas de orientación de servicio egótico que con su furia destruyeron su propio planeta y del que sólo quedan los restos en órbita; curiosamente, esta explicación coincide en las Transcripciones Cassiopaea cuando se comenta sobre Lucifer y la Llegada de los Caídos a la Tierra (2) desde el quinto planeta:
P: (Laura) Dijeron la otra noche que había un planeta entre Marte y Júpiter que fue destruido y se convirtió en el Cinturón de Asteroides. ¿Fue este planeta alguna vez habitado por seres conscientes?
R: Sí.
P: ¿Qué hizo que este planeta sea destruido?
R: Energía psíquica.
[...]
P: ¿Cuál es el origen de la raza aria?
R: El quinto planeta que ahora se conoce como el
Cinturón de Asteroides.
P: ¿Cuándo llegaron a la Tierra?
R: ¿Hace 80.000 años? Difícil para nosotros de usar su sistema de medición.
[...]
P: El planeta que fue destruido entre Júpiter y Marte, que ahora conocemos como el Cinturón de Asteroides, dijeron que fue destruido por la energía psíquica. ¿Podrían aclarar esto?
R: Los ocupantes de ese planeta, muchos de los cuales son sus antepasados del ​​alma, simplemente decidieron desarrollar un ambiente tan enfocado en el servicio a sí mismo que su realidad quedó tan super cargada negativamente que causó que su planeta fuese destruido dado los niveles de energía tan intensa, que colapsaron la estructura atómica del planeta, causando su explosión física.
P: ¿Se hizo esto tecnológicamente o fue estrictamente hecho por el poder de la mente?
R: Son una y la misma.
P: ¿Hicieron algo así como arrojar bombas?
R: No, no. Esto fue hecho a través de energía psíquica. Fue previsto de forma transitoria el peligro de que suceda lo mismo en su planeta. Aunque estamos bastante seguros de que no ocurrirá dado que vemos toda la realidad, pasado, presente y futuro
[las divinidades plerómicas o de sexta densidad son omniscientes de los futuros posibles]. Pero, hay que entender también que incluso desde nuestra perspectiva particular, toda realidad es, no obstante, fluida. Todavía hay muchas opciones de las realidades y los posibles futuros y posibles pasados ​​y presentes posibles. Pero nos sentimos bastante seguros de que ese destino en particular no caerá sobre su planeta, aunque sí el entonces conocido como Kantek.
En otro exótico sincronismo literario con esta visión, el profesor Tolkien hilvanó varias leyendas nórdicas en su relato sobre El Akallabeth (o «La Sepultada»), más tarde conocido como La Caída de Númenor, un cuento de la Segunda Edad donde los Altos Hombres de Númenor esclavizan a los hombres menores de la Tierra Media e intentan desafiar a las Potestades Creadoras de Valinor, y son entonces reprimidos, logrando huir algunos para crear los Reinos de Anor y Gondor pero viendo su anterior mundo destruido y desapareciendo los senderos hacia las Tierras Imperecederas.(3) En este sentido y resonando con el libro de Isaías 14:12-14, se le informa a Angelucci: (4)
"El tiempo es una dimensión, como sus científicos ahora conjeturan correctamente. Pero es sólo una dimensión cuando se aplica a las distintas densidades de la materia. En los estados absolutos, o no materiales de la conciencia, el tiempo es inexistente. Así que digamos que en uno de los marcos dimensionales del tiempo, hubo una vez un planeta en el sistema solar, llamado Lucifer; era de la densidad menos material que cualquiera de los planetas. Su órbita se extendía entre Marte y Júpiter. Entre los seres etéreos, o huestes celestiales, se lo llamaba la Estrella de la Mañana. Y entre todos los planetas era el más radiante: el nombre del príncipe de este planeta que brillaba también era Lucifer, un hijo amado de Dios."
Orion hizo una pausa y la tristeza más profunda se reflejó en sus ojos, y luego continuó: "Las leyendas de la Tierra sobre Lucifer y sus huestes son verdaderas; el orgullo y la arrogancia crecieron en los corazones de muchos Luciferinos. Descubrieron los secretos de la materia y también el gran Secreto de la Palabra Creadora. Finalmente buscaron convertir esta fuerza omnipotente en contra de sus hermanos que eran menos egoístas, y también contra los seres etéreos y contra el mismo Cosmos, tal fue su deseo el gobernar el Universo. Ya conoce el resto de la leyenda: cómo Lucifer y su seguidores fueron arrojados de su alto estado. En palabras más simples, los Luciferinos fueron entonces arrojados hacia la encarnación material: "cayeron" en las formas más densas de evolución material, lo que es la evolución animal de la Tierra."
El punto que pretendemos rescatar es que el Secreto de la Palabra Creadora bien puede tratarse de la resonancia vibracional, y que su descubrimiento y aplicación carente de higiene mental o impecabilidad puede llevar a una situación semejante; como se le explica a Angelucci el amor es más fuerte que la vida y más profundo que las insondables profundidades del tiempo y el espacio, y tal vez sea la razón por la cual tantos peregrinos hayan decidido embarrarse en los lodos de la tercera densidad para oportunamente hacer esta advertencia, previo al cambio de densidad. Y en este sentido, el cambio de densidad de consciencia quizá no se trate de un evento exógeno sino de un proceso de emergencia y de escisión de realidades; el investigador y escritor Daniel Ruzo lo expresó así en El Testamento de Nostradamus: (5)
Para los astros de nuestro sistema planetario, se produce cada 25.824 años solares. Para nosotros, es la repetición del lapso de “nuestra única vida,” la que vivimos y podemos recorrer millones de veces, para aprovechar todas sus posibilidades. Esto es posible porque con relación a los astros es otro nuestro “tiempo,” como es otro también el de los átomos que constituyen nuestro cuerpo físico. Los que “recordamos” formamos una gran familia. Los que no “recuerdan” quedan encerrados en los límites del tiempo de los relojes, que no puede explicar la profecía; en los limites del espacio de la geometría euclideana, que no puede explicar las geometrías no-euclideanas; y en límites de la férrea repetición de la causalidad, que no explica la “casualidad” ni el “accidente.”
Esta posibilidad humana de diferentes conciencias no es una ilusión ni una elaboración mental. Hemos experimentado algunas veces un cambio de consciencia en nosotros mismos; desgraciadamente ha durado pocas horas. Quien lo experimenta puede estar seguro de que se trata de verdadera conciencia, superior a la que llamamos normal, 1° por la felicidad especial que nos embarga; 2° porque creemos imposible perder ese estado y volver a la conciencia diaria; 3° por la seguridad que nos da de que ésa es la verdadera conciencia humana; 4° porque nos aparta de todas nuestras preocupaciones del mundo físico. Este proceso se encuentra explicado en el libro más difundido en todos los idiomas de la Tierra. Es San Pablo el que divide a los hombres en tres niveles de conciencia según su “sabiduría:” el de los “príncipes de este mundo,” que están dormidos, los “perfectos” que hablan sabiduría y que ya no duermen, y los “verdaderos adoradores,” que sin vanas palabras dan testimonio de la virtud y del poder de Dios porque han sido transformados. 
Esta idea de que cierta familia de humanos poseen la certidumbre interna de que un gran acontecimiento está próximo a suceder coincide con diferentes enfoques sobre eventos apocalípticos o de alcance planetario, en relación a la polarización de la humanidad: empatía vs. psicopatía, y evidentemente, no sólo es un fenómeno recurrente en nuestro planeta (e.g. los mitos sobre la Caída de la Atlántida, el Diluvio Universal, la Epopeya de Gilgamesh o el Arca de Noé que quizá todas provengan de un mismo acontencimiento), (6) sino como se le enseña a Angelucci, ocurrió previamente a la destrucción del planeta Kantek/Lucifer:
"Estuvimos entre los que no se unieron a los Luciferinos en su revuelta contra los ejércitos etéreos," explicó gentilmente. "Así que, aunque los Luciferinos hicieron pedazos nuestro planeta radiante en el holocausto de la guerra, nosotros entramos en el plano etéreo, en las octavas superiores no materiales como hijos liberados del Creador, mientras que los ejércitos de Lucifer cayeron en el sueño de la mente aprisionada en la materia en el planeta oscuro de los dolores."
Cuando Angelucci recuerda aspectos de la realidad de aquel mundo (tal vez de otra encarnación), se le responde con conceptos que coinciden graciosamente con las visiones de Robert Monroe, cuando comenta sobre los seres etéreos que habitan la Tierra en el supuesto año 3000 y que recurren a "contenedores" o cuerpos físicos, reservados para ocasiones en que requieran individualizarse en la superficie planetaria:
"Esta es una pequeña parte de lo que queda de ese mundo. Mencionas no estar familiarizado con muchas cosas, como los truenos y relámpagos y la cercanía del horizonte. Estas condiciones son nuevas para ti. Porque nosotros nos encontramos en uno de los más grandes planetoides del destrozado Lucifer. Es de tan sólo unos pocos cientos de kilómetros de diámetro, y por ello, la cercanía del horizonte, los truenos y relámpagos y el juego constante de los fenómenos de color en la atmósfera, siendo el resultado de las perturbaciones magnéticas, debido a la proximidad de otros asteroides; las nubes que ves arriba no son las nubes como las conoces en la Tierra, sino que sirven para ocultar los restos de nuestro planeta destrozado. Sólo pocas veces dejamos nuestro estado etérico del ser y entramos en nuestro antiguo marco de tiempo en manifestaciones individualizadas como nos ves a nosotros ahora."
El concepto de senderos escondidos a través de los que es posible ingresar en el plano etéreo también fue comentado en los escritos del profesor Tolkien, y que hemos hablado oportunamente como la Apertura del Cielo; Charles Upton profundizó al respecto en su tratado ufológico de Cracks in the Great Wall (Grietas en la Gran Muralla, en alusión al debilitamiento del velo entre el plano físico y el etéreo) basado en las enseñanzas del libro El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos de Réne Guénon.

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Resonancia vibracional (II)

En la entrega previa sobre la vibración del alma o FRV (frequency resonance vibration),(1) logramos vincularlo a la élan vital y al sistema de creencias asociados al individuo: el miedo y el sometimiento reduce la capacidad de anclar procesos creativos en la realidad consensuada, mientras que los traumas, en especial aquellos que yacen ignorados y por tanto no resueltos en la profundidad del subconsciente, drenan de manera continua la energía creativa transformándola en loosh; podríamos resumir nuestro punto de vista en tres simples reglas:
  1. la percepción, anticipación y la atención consciente selecciona o bloquea posibilidades;
  2. la resonancia emocional, los supuestos arraigados y las creencias subconscientes atraen posibilidades;
  3. la élan vital actúa como la carga mangnética que atrae o repele posibilidades sobre las que se resuena emocionalmente.
Cuando hablamos sobre los contextos de realidad hicimos la analogía informática de que se podrían considerar como el sistema operativo mental; enfatizamos este punto de vista, dado que cualquier proceso creativo (producto del software mental) tendría un desempeño pobre e incluso detrimental si la plataforma sobre la que se ejecuta está viciada. En este sentido, la pista correcta en más de una oportunidad nos la proporciona la equivocación; y si hay algo que abunda en la vida humana son los errores. Pero la equivocación, como el doctor Freud descubrió, es mucho más que el mero error, dado que necesita del discernimiento para distinguirlo del traicionero inconsciente: el acto fallido permite reconocer que los seres almados no somos los dueños completos de la botonera del cuerpo humano... hay dedos accionantes que desconocemos como propios: de sus Obras Completas, en el capítulo sobre la Psicoterapia de la Histeria leemos:
El material psíquico patógeno parece pertenecer a una inteligencia equivalente a la del yo normal. A veces, esta apariencia de una segunda personalidad llega casi a imponérsenos como una realidad innegable. [...] Hemos dicho que este material [patógeno] se comporta como un cuerpo extraño y que la terapia equivaldría a la extracción de un elemento exógeno de los tejidos vivos. [...] el grupo psíquico patógeno no se deja extraer limpiamente del yo. Sus capas exteriores pasan a constituir partes del yo normal, y en realidad, pertenecen a este último tanto como a la organización patógena.
Del mismo modo que un sueño desasosegado bien puede ser la picadura energética de alguna alimaña etérica, que encuentra apetecible las caóticas emociones oníricas del soñador empedernido, otros seres más sofisticados alteran u operan sobre las zonas oscuras del subconsciente, reptando incesantemente en la cacería de las hebras nerviosas que puedan dispararse en un evento que la ingenua vista pondere de manera inofensiva; el único mantra al que damos amparo es al de estar atentos: a ganarle incasablemente terreno al lodo inconsciente, y si es posible, convertirle en humus mental para que allí germinen y encuentren sustrato las semillas de la creatividad, el trabajo mancomunado y la interdependencia; del libro Dianética de Lafayette Ron Hubbard (cap. La Meta del Hombre):
Cuanto más consciente es el hombre, menos es un instrumento de "apretar un botón." En estado aberrado y reducido, puede hacérsele actuar, naturalmente, en un grado limitado, como una marioneta; pero entonces se entiende que cuanto más aberrada esté una persona, más se acerca al coeficiente de inteligencia de un animal.
Remover a estos indeseables cohabitantes forma parte del trabajo interior, y como vimos requiere de cuotas generosas de conocimiento interior y aprendizaje sobre la realidad entrópica en la que habitamos. La regla práctica es sencilla: estas entidades viven de las emociones negativas, promulgando el bajo FRV. Es entonces por medio de la intención y la transmutación de las emociones negativas en positivas cuando será posible elevar momentáneamente el FRV, que decantará en una mejor disposición de ánimo, aumentando la intuición y lucidez mental y reduciendo la pasividad y reactividad. A su vez, elevando el FRV de neutral a un humor positivo se facilitará entonces la conexión con los futuros probables positivos, incluso proporcionando ciertas líneas de comunicación con las entidades de consciencia superior positiva; de manera semejante, elevar el FRV de negativo a neutral, requiere de una dosificación del proceso, de forma de desanclar gradualmente del estado depresivo y reactivo, como si de una caja de cambios se tratara; del libro El Lenguaje de los Sentimientos de David Viscott:
Nuestros sentimientos son la reacción a lo que percibimos por medio de los sentidos y dan forma a nuestras reacciones frente a lo que percibiremos en el futuro. La persona que lleva dentro una gran dosis de enojo no resuelto, por ejemplo, pueden tender a hallar en el mundo que encara es un mundo también lleno de enojo y con ello justificar y perpetuar su propio sentimiento.

Creo que de esto cabe inferir que el mundo es en buena parte el que nosotros mismos nos creamos. En realidad, el mundo se halla mucho más bajo nuestra influencia de lo que la mayoría de nosotros advierte. Cuando asumimos la responsabilidad de nuestros sentimientos, asumimos, además, nuestra responsabilidad frente a nuestro mundo. En la comprensión de nuestros propios sentimientos reside la clave del dominio de nosotros mismos, la verdadera independencia, lo cual significa lograr el único poder real que merece ser obtenido. Si bien la idea implica que cada uno de nosotros actúa en forma autónoma, también significa que cada uno puede hacer mucho para reconstruir las piezas inconexas de su vida y llevarlas a una armonía. Sospecho, en verdad, que si cada uno aceptase la responsabilidad de poner orden en su propio mundo emocional, el mundo más amplio podría adquirir también mayor realidad, armonía y aun paz.
Esto debería resonar como una valiosa hebra de conocimiento para aquellos errantes peregrinos que entiendan como desdichado su trascender en estos parajes terrestres; cuanto más decadente parezca ser su suerte, más poderoso es el reverso de la moneda: han de comprender que su propia maquinaria mental ha sido vulnerada para confeccionar esta desventura, y por lo tanto, tan sólo reconociendo esto y poniéndose a trabajar en exonerar los traumas que resultan en manantiales de élan vital con que nutren a las entidades parasitarias que evitan la cicatrización de estas úlceras emocionales, más rápido podrán cambiar su realidad.(2)

El Grial como la Consagración Real,
nótese que se abdica no sólo la
corona sino el báculo de poder
Quizá la regla de aplicación más importante a considerar es que cuando se sopesen las múltiples posibilidades negativas sobre un acontecimiento futuro, no se crea en el fondo que dichas posibilidades son inevitables, y por lo tanto se disparen las emociones de aprensión y pavor; es decir, que cuando el conocimiento ilumine aquellas graduaciones más bajas en la escala del FRV, no se aplique un sistema de creencias detrimental que desencadene emociones nocivas, ya que de esta forma se estarán anclando situaciones negativas con las cuales se reenfatizará la creencia sobre los contextos de realidad. La diferencia estriba entre la prudencia y la paranoia: entre la anticipación mental y la especulación emocional. Es posible estar atento a las posibilidades negativas pero manteniendo una nula inversión de las propias emociones.

El hecho de anticiparse a las posibilidades negativas, nos proporciona la atención consciente sobre ellas, y dado que la atención bloquea, se previene su manifestación; manteniendo una actitud balanceada, impasible y prudente (en vez de paranoide y temerosa), se evita que ingresen al juego las emociones que se asocien a dichas posibilidades negativas, y esto concluye en que se previene atraerlas. Luego de advertir consistentemente que esta técnica conduce a buenos resultados, más allá de la expectativa consciente de los problemas en cada caso, la confianza subyacente en esta técnica asegura que las propias emociones y el élan vital, resuene y atraiga respectivamente, con el futuro que se desea experimentar.

Y en consonancia con la posibilidad de llevar esta técnica a una escala planetaria (¿quizá logrando un retorno a la realidad edénica como la visión de Robert Monroe, Kenneth Ring, John Keel o Neville Goddard?), invitamos a reflexionar sobre las palabras de Thomas Minderle en su introducción a las Dinámicas de las Egrégoras:
Este es el estudio de las Dinámicas de las Egrégoras: cómo las vibraciones influyen en la experiencia, y viceversa: cómo la experiencia influye en las vibraciones. La simplicidad de correspondencia entre la vibración del alma y la experiencia personal esconde la naturaleza asombrosa de sus implicaciones. Por ejemplo, la dinámica de reinos explica cómo nuestras experiencias diarias son los efectos finales de procesos hiperdimensionales: por qué la gente con mentalidad de víctima y aquellos con patrón de victimario se atraen entre sí, cómo la disonancia entre individuos atrae desencadenantes sincrónicos de confrontación, cómo aprender una lección antes de tiempo impide que se manifieste en la experiencia, por qué un corazón puro protege del peligro, y cómo los caminos de individuación en el próximo Cambio son diferentes grados de, precisamente, el mismo fenómeno.
En la próxima entrega, meditaremos sobre las implicancias del FRV y el eventual cambio de densidad al que se está encaminando nuestra realidad planetaria.

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Resonancia vibracional (I)

Supongamos por un iluminado momento estar rodeados de mentiras, pero no limitemos el engaño a elementos más allá de nosotros mismos: comprendamos que formamos parte y que activamente soportamos y damos forma a la ilusión. Conjeturemos entonces que hemos introyectado o aprehendido, casi sin tener noción consciente, la idea soberana de que no es posible la existencia de un camino alternativo; en este sentido, Donald A. Mackenzie en Indian Myth and Legend nos comenta:
En el cuarto Veda, el Atharva-veda, el renacimiento de la fe en las fórmulas se acentúa. Este libro, que no recibió en un primer momento el reconocimiento como una obra inspirada, se trata principalmente de una colección de métricas de encantamientos muy antiguos; muchos se asemejan a los que han sido recogidos por folkloristas en las tierras altas de Escocia y en otras partes de Europa. Los himnos del Rigveda revelan las creencias y aspiraciones de los pensadores religiosos avanzados de su época. Atharva-veda contiene los gérmenes de la religión popular: las fórmulas mágicas cantadas para disipar o invocar a los espíritus que molestan o ayudan a la humanidad, pero enseña que el Universo es sostenido por el sacrificio y la exaltación espiritual de los brahmanes, y que el poder brahmánico podrá ser ejercido por el uso de amuletos apropiados; aunque los seres humanos pueden terminar manipulados por los espíritus invocados mediante fórmulas.
Pero estas curiosas ideas de que el plano físico deba ser sostenido por el sacrificio y que los seres humanos pueden terminar manipulados por los espíritus invocados fueron comentadas en más de una oportunidad: nuestro estratificado punto de vista del Cosmos, entiende que el plano físico es el tenebroso sótano de una casa con una planta baja a media luz y otro exaltado piso bien iluminado; "en la casa de mi Padre hay muchas habitaciones" nos dice Juan 14:2 y sin ganas de ponernos eclesiásticos entendemos que las densidades de consciencia estarán en relación con esto. Atrevámonos a vislumbrar con cierta vehemencia la oscuridad de la catacumba en la que sombriamente habitamos: si logramos acostumbrar los ojos y ver con cierta objetividad las penumbras de la tercera densidad, quizá podamos distinguir la velada luz en los ascendentes peldaños, e intentar elevarnos paso a paso.

Según Robert Monroe, la vida orgánica fue un diseño intencional para cosechar la energía vital, denominada loosh, que surge del conflicto durante la subsistencia, aunque también aquella proveniente de la melancolía y soledad, así como la derivada de la devoción y adoración, siendo éstas formas destiladas del loosh más deseado y exquisito; según entendemos, estas serían las razones por las cuales en las Sesiones Cassiopaea se alienta al trabajo en grupo y a evitar toda clase de rituales.

De acuerdo a lo que se le comunica a Monroe, los granjeros cósmicos de energía equiparon a los animales con colmillos, garras, celeridad y destreza con el fin de prolongar el combate víctima-predador y así incrementar la producción de loosh; hemos visto que esta situación se reproduce en los sacrificios rituales a lo largo de la historia humana: en otras palabras, cuanto más prolongado el sufrimiento, mayor fuerza vital es procesada por el organismo, y más suculento el caldo aurífero cosechado por los arcontes; deberíamos ver con ojos más abiertos la escalada armamentista mundial, entonces ya como un juego estratégico planetario, donde el supuesto poderoso guerrero es un insignificante peón ceniciento sometido a unas garras nefastas; en el Diccionario Enciclopédico de los Upanisads editado por Swami Parmeshwaranand se refuerza este punto de vista:
Todos los que viven (en este mundo) son los sacrificados. No hay nadie vivo que no efectúe yajfia (sacrificio). El cuerpo es (creado) para el sacrificio, y surge del sacrificio y cambia según el sacrificio (yajfia).
La cosmovisión rosacruz entiende con suma claridad que el cuerpo es creado, surge y cambia según yajfia: es así que el condimento picaresco a la elan vital de Bergson es la energía recolectada durante el acto sexual: nacemos y surgimos de este acto y todo dicta que la utilidad humana, a vista de los granjeros cósmicos, es gestar más y más humanos para poblar la granja humana para luego efectuar una cosecha hiperdimensional; nuestra investigación nos ha conducido a que el amor cortés, en palabras del escritor Jorge Luis Borges: renunciar a la Costumbre, (1) es el posible camino de salida, en su cuento La Secta del Fénix nos alienta en este sentido:
El Secreto es sagrado pero no deja de ser un poco ridículo; su ejercicio es furtivo y aun clandestino y los adeptos no hablan de él. No hay palabras decentes para nombrarlo, pero se entiende que todas las palabras lo nombran o, mejor dicho, que inevitablemente lo aluden, y así, en el diálogo yo he dicho una cosa cualquiera y los adeptos han sonreído o se han puesto incómodos, porque sintieron que yo había tocado el Secreto. En las literaturas germánicas hay poemas escritos por sectarios, cuyo sujeto nominal es el mar o el crepúsculo de la noche; son, de algún modo, símbolos del Secreto, oigo repetir. Orbis terrarum est speculum Ludi reza un adagio apócrifo que Du Cange registró en su Glosario. Una suerte de horror sagrado impide a algunos fieles la ejecución del simplísimo rito; los otros los desprecian, pero ellos se desprecian aún más. Gozan de mucho crédito, en cambio, quienes deliberadamente renuncian a la Costumbre y logran un comercio directo con la Divinidad [...]
Los cátaros comprendieron muy bien esto cuando vemos que los perfecti se negaban a traer nuevos esclavos al Valle de Lágrimas; es más, la analogía cristiana de que la humanidad nace y muere por el pecado parece tener un fundamento cóptico en las escuelas mistéricas egipcias; no perdamos de vista que las altas enseñanzas masónicas y los principios rosacruces provienen de antiguas corrientes de pensamiento previas a esta versión de la humanidad. Lamentablemente muchas escuelas rosacruces y neognósticas interponen a esta válida enseñanza, rituales y ceremonias sazonadas con dosificaciones profusas de mantras e invocaciones para transmutar la energía sexual, siendo ocultas invitaciones a la predación por parte de entidades parasitarias de consciencia superior; Bronte Baxter nos puede aclarar más al respecto:
[...] Más tarde nos enteramos del significado de esas palabras sin sentido, estos mantras, que se trataban de nombres de deidades. Se nos enseñó una técnica de meditación avanzada con la palabra sánscrita "Namah" que en esencia significa "postrarse ante ti." La meditación a través de mantras es una forma de entrega, de adoración y prosternación a los que se autodenominan como dioses: "Postrarse ante ti."

[...] Me gustaría sugerir que la meditación con mantras convierte a los humanos en zombies quienes sirven a la agenda de los dioses, y que
ésta consiste en conseguir más seres humanos y por tanto más energía devocional humana. Esto explica el fenómeno común del proselitismo religioso: los fundamentalistas cristianos, las sectas de iniciados, incluyendo la meditación trascendental, y los seguidores de otras escuelas. Siervos de "Dios," que no son otra cosa que extensiones de los dioses tenebrosos con la necesidad de atraer más reclutas; las entidades nefastas que se mueven a través de estos siervos están llenas de celo, hambrientas y con la mente llena de una abrumadora necesidad de procurarse alimento energético.
La Muerte del Rey Arturo: no se
concentre la vista en el deceso,
sino al igual que los ojos del Rey,
en el Angel que porta el Grial
Si entendemos la caída edénica como la interposición del cuerpo orgánico con ADN modificado por estos dioses macabros, podemos efectuar un interesante ejercicio del pensamiento: el modelo edénico original quizá aun resida en potencia entre aquellas hebras entrelazadas de nucleótidos cuatripartitos pero que hoy todavía no se expresan; tal vez el conocimiento y la atenta guardia sobre nuestra elan vital puedan reactivar la expresión selectiva de estos genes; y esto quizá resuene con las ciencias informáticas, en la que existe una oscura rama de conocimiento sobre la programación que produce código automodificable.

Bien parece que el ADN es al cuerpo físico lo que la resonancia vibracional (de las siglas en inglés FRV: frequency resonance vibration, pulsación vibratoria interna en el Material Seth) es al cuerpo etérico; esta frecuencia de resonancia denota la naturaleza cualitativa en la respuesta a un espectro de posibles experiencias; la acepción más cercana en la psicología moderna podría asociarse a la personalidad (que ya incluiría el carácter y hábitos) del individuo: a menor FRV la respuesta tiende a la mecanicidad y reactividad, y por lo tanto se es más manipulable y subjetivo, generalmente anclándose en un modelo víctima-predador; mientras que al incrementar el FRV, se exhibe una robusta estabilidad emocional, manifestando una personalidad afable y objetiva. No obstante, la resonancia vibracional no es la única componente que define o modifica la probabilidad de ocurrencia de los eventos que experimentaremos, Thomas Minderle en su segundo volumen de Transcending the Matrix Control System nos explica:
La persona promedio puede tener un espectro débil y dispar cercano a la mitad de la escala de frecuencias, mientras que las entidades oscuras tienen un espectro de alta amplitud agrupado en las frecuencias más bajas, en oposición a los seres positivos, que estará agrupado en las frecuencias más altas. Ahora bien, cuando más pronunciada la amplitud, más fuerte afectará a la realidad de la experiencia local.
Las personas que tienen un fuerte pero sórdido FRV afectarán el carácter sincrónico negativo de su realidad local, a un grado tal que las experiencias altamente improbables serán atraidas, y por lo tanto, se manifestarán eventos extraños de carácter traumático e incluso perturbador. En cambio, cuanto más pronunciada sea la amplitud de un FRV elevado, la realidad ajustará los eventos como por arte de magia para que concuerden con las necesidades y deseos del individuo.
¿Pero qué pasa si la amplitud es débil? Si la frecuencia es alta pero de muy baja amplitud, luego tendrá poco efecto sobre la realidad local; de hecho, se puede desconectar del flujo sincrónico dado que la señal de emisión es débil.
Este último comentario esclarece por qué la falta de asertividad y confianza propia, junto a la carencia de atesoramiento de la elan vital, constituyen la brecha de seguridad más influyente, dado que sería semejante a tener el más excelso reproductor de audio pero con un disfuncional amplificador de escasa de potencia, y en consecuencia, desprovisto de sonido o, peor aun, lleno de ruido; en artículos previos sobre la estructura subyacente habíamos analizado esta perspectiva, entendiendo la adquisición de conocimiento como la capacidad de ampliar el espectro de frecuencias, asociado a la capacidad de percepción y con el objetivo de anclar procesos creativos en la propia realidad local.

En la siguiente entrega nos proponemos ahondar en las formas de elevar el FRV e incrementar su amplitud.

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