Introyectos: limitaciones impuestas en familias narcisistas

Hemos hablado sobre las orquestaciones familiares cuando citamos la posibilidad de que procesos de abducción rodeen la infancia de los individuos con capacidad de despertar a otros (conocidos como Wanderers). También hemos citado en varias ocasiones la posibilidad de parásitos etéricos: entes exógenos que aprovechan las úlceras emocionales (samskaras en palabras del doctor Samuel Sagan) como fuente alimenticia. En este artículo, que quizá pueda engendrar ciertos sentimientos encontrados, hornearemos todos estos ingredientes mediante el Fuego Secreto.

La perspectiva que ofrecemos frente a la imagen parental detrimental está bastante alejada del Antiguo Testamento (Éxodo 20:12): "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da,"(1) y coincide plenamente con el Nuevo Testamento (Mateo 10, 34): "He venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí." En este sentido, Aristóteles coincidiría con las lapidarias palabras de Jesús y nos diría que "Platón es mi amigo, pero más amigo soy de la Verdad."

Los excelentes escritos sobre Narcisismo: Trapped in the Mirror de la psicóloga Elan Golomb y The Narcissistic Family (La Familia Narcisista) del psicólogo Robert Pressman y la asistente social Stephanie Pressman, coinciden en que detectar las actitudes parentales detrimentales o enfermizas es el primer paso en la liberación de la psiquis de los hijos.

Marshall como el introyecto de Mr. Brooks:
inicitándole a cometer crímenes para
 alimentarse de su caldo emotivo
¿Pero liberación de qué? La doctora Golomb ofrece el término introyectos (introjects) como las alimañas exógenas que hacen nido en la psiquis del niño maltratado; esta idea sobre entidades exógenas que no pueden ser asimiladas por la personalidad consciente coincide plenamente con la idea de los parásitos etéricos. Golomb plantea numerosos casos de pacientes que acuden a terapia con el fin de deshacerse de estas entidades parasitarias o programas de alta carga tanática que le impiden desarrollar al individuo una vida plena, debido a que los introyectos atentan activamente contra la liberación de las conductas negativas y/o adictivas:
Cuando los padres brindan su amor de manera condicional, esto hace que los niños sostengan un anhelo por el amor parental que termina creando una fuerza invisible. La necesidad de amor hace que tengamos que aprender a cubrir las necesidades de nuestros padres. Coloca a la figura parental en nuestra psiquis como una autoridad que rige los estándares de conducta y sólo concede su amor como una gratificación por hacer aquello que el introyecto considera como válido [...]
Cuando una persona que sufre de un poderoso introyecto negativo se enamora, la persona amada es considerada como una parte del propio ser. Al enamorarse, existe una fusión de los límites del ego y la sensación de la propia identidad. Esto trae dentro del juego la agresión del introyecto, que comienza a criticar e intentar reformar al ser amado, que ahora se transforma en blanco del propio odio a sí mismo.
Si analizamos desde la óptica ufológica es fácil comparar los implantes psíquicos ligados a limitación con estos introyectos negativos. Notemos que la víctima no intenta luchar contra estas detrimentales entidades porque ha aprendido a ser sumiso frente a ellas, relacionándolas desde muy joven con la imagen parental: la presencia de un regidor exógeno dentro de la propia psiquis. Estos introyectos parecen ser los ocultos mecanismos que fomentan la continua aparición de sincronismos negativos y que culminan desencadenando las emociones negativas (loosh), es decir, su preciado botín de guerra (y alimento).

Esta idea se ve reforzada en el libro The Narcissistic Family donde se expone el punto de vista emergente de las familias disfuncionales narcisistas:
[...] las necesidades de los padres toman precedencia sobre las necesidades de sus hijos. Tal es así que la responsabilidad por cubrir las necesidades emocionales se trasladan de los padres a los hijos [...] En las familias narcisistas los niños son manipulados para satisfacer las necesidades de los padres. [...]
Colocar límites es un asunto complicado para los que sobreviven a un infancia abusiva. Los adultos provenientes de familias narcisistas frecuentemente desconocen que pueden decir no, es decir, que tienen el derecho de limitar lo que harán por otros, y que no tienen necesidad de estar disponibles física o emocionalmente para todos en cualquier momento.
Dentro de sus familias originales, tal vez no tuvieran el derecho de decir no, o de discriminar entre pedidos razonables y los abusivos. Los niños de padres narcisistas no aprenden a establecer límites, sencillamente porque a los padres no les conviene que lo sepan: ¡si lo supiesen podrían fijarles límites a ellos!
La única forma de disolver este círculo vicioso es ponderar objetivamente las conductas parentales, reconociendo sus tendencias narcisistas y lo detrimentales que han sido para sus descendientes llevar una vida satisfactoria (recordemos que cuanto mayor el balance alcanzado, menores los aportes de loosh); esto puede ser una valla insondable si no se ha madurado emocionalmente, logrando una basamental y robusta identidad propia; parafraseando a Aristóteles: ama a tus padres pero ama aun más a la Verdad (en estas ocasiones, suele ser útil intercambiar el verbo amar por conocer).

El ojo entrenado comprenderá el enorme riesgo que encierra para los individuos con capacidad de despertar a otros el haber crecido con padres que consideraban a sus hijos como sus meras extensiones psicológicas, o siendo cínicos: cuando los padres anteponen sus deseos sobre las necesidades de sus hijos; los doctores Golomb y Pressman coinciden:
Los niños de padres narcisistas temen conocerse a sí mismos, particularmente cuando lo que encuentran en su interior es ira y humillación.

En realidad, estos individuos no son criados para conocerse a sí mismos. Son criados para conocer a otros, para ser capaces de predecir lo que los otros esperan de ellos, y lograr satisfacer (o fallar en satisfacer) esa necesidad implícita o explícita. Por lo tanto, ellos intentarán posibilidades para los que no están convenientemente adaptados.
A la edad en que otros niños o jóvenes están intentando y evaluando conductas y posibilidades, equivocándose y aprendiendo cómo es que funciona el mundo, estos niños se están ocupando en satisfacer las necesidades emocionales de sus padres.
En pocas palabras, si uno evita conocerse a sí mismo, toda posibilidad creativa o evolutiva se ve cercenada, y por lo tanto se queda atrapado en el ciclo de encarnaciones de tercera densidad.

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(1) Este planteo de sumisión a la autoridad y carencia de análisis crítico a las conductas parentales detrimentales demuestra los patrones psicopáticos del Antiguo Testamento.